lunes, 30 de abril de 2012

BARDIN DA, UNA CUADRILLA HISTÓRICA DE PORTUGALETE

 
Las tradiciones, fiestas o eventos que hoy en día celebramos de manera multitudinaria, han surgido de manera general, gracias a la imaginación e ingenio de muchos portugalujos, que en un afán de divertirse o de aportar un pequeño grano de arena al mundo cultural jarrillero, idearon y llevaron a  la practica  fiestas o celebraciones hoy ya tradicionales dentro del calendario festivo local.

Durante los últimos años de los años 70 del pasado siglo, Portugalete fue un verdadero hervidero de inquietudes culturales de todo tipo. Las ganas de libertad después de muchos años de dictadura, propiciaban que el ingenio y la imaginación afloraran de mil maneras. Los grupos musicales se daban por decenas, publicaciones de todo tipo se encontraban en los bares para su adquisición a precios más que razonables, fanzines,  revistas, novelas o relatos de todo tipo salían del trabajo desinteresado de públicos y anónimos portugalujos, que en algunos de los casos, todavía continúan con esta labor.

 
Una de las cuadrillas que más contribuyó a relanzar la vida cultural popular portugaluja, tomando desde la base las inquietudes y fomentando nuevas maneras de entender las fiestas jarrilleras fue sin lugar a dudas Bardin Da, un grupo de portugalujos que crearon escuela y que gracias a ellos hoy en día se celebra de manera oficial la festividad de San Noé.

El Bardin Da tenía su sede de manera más o menos oficial, en el bar Arana , local arrendado por dos miembros de esta cuadrilla y trabajado por varios más. De su balcón solía colgar en ocasiones la bandera, en fondo negro, una mano amarilla con el dedo índice y el pulgar extendidos.

La celebración de San Noé nace a finales de los 70, ironizando de forma popular la primera borrachera atribuida por la biblia a un personaje religioso. Saliendo del bar Arana en procesión, subido en una silla a modo de palanquín, "Pojojo", uno de los miembros de esta cuadrilla y una de las personas más cultas que he conocido en Portugalete, era paseado por buena parte del muelle viejo y aledaños hasta terminar nuevamente en el balcón del Arana, desde donde arengaba a las masas explicando las excelencias y propiedades del vino, bendiciendo a los presentes con este caldo.

 
Durante décadas diferentes personas han interpretado a San Noé en estas fechas, editándose pegatinas  con el personaje realizadas por el dibujante portugalujo Flortxu, más conocido por “el niño”.

La actual procesión religioso festiva en la que se entierra la popular sardina en carnaval, se debe también en parte a los miembros de esta cuadrilla, realizando las primeras procesiones a los sones de fanfarrias locales por las calles de la villa también en esta década.

Como muestra de esto último, inserto una imagen que ilustró durante años las paredes de uno de los bares del casco viejo en la que se puede observan a un gran número de componentes de esta cuadrilla así como a otros notables portugalujos de la época, durante una de las primeras celebraciones  de esta popular celebración del entierro de la sardina. Kuku, Jaime, el virgi (un gran filosofo de la vida) Alfre, Xabier o Pepillo pueden apreciarse en esta instantánea.     


Autores musicales de tonadas que han trascendido hasta nuestros días como la de San Noé, creadores de trabajos literarios, cartelismo, organizadores de regatas además de un largo etcétera, fueron con mucho un referente para muchos que apreciábamos su ingenio e imaginación.

Para finalizar, inserto las primeras estrofas de la canción de San Noé, esperando que la entrada guste y despidiéndome hasta la próxima.

San Noé el patrón más elegante
Nunca avisa cuando se va a mamar
En las fiestas es acojonante
Y a demás es patrón del Bardin Da.


domingo, 29 de abril de 2012

JOSÉ ARMOLEA, PORTUGALUJO EVACUADO A INGLATERRA A LOS 13 AÑOS DURANTE LA GUERRA CIVIL

 
Uno de los testimonios más desgarradores de los niños de la guerra evacuados durante la contienda civil son sin lugar a dudas los recogidos a los pequeños que nunca fueron reclamados por nadie a la finalización de la contienda  y que tuvieron que quedarse durante años en los países de acogida en algunos de los casos, y para toda la vida en otros.  

 
Hoy acerco el testimonio de uno de esos jóvenes que fueron evacuados muy jóvenes, en este caso a los trece años, y que regresó a su tierra natal 23 años después de su partida, tiempo que paso en Inglaterra ya que sus progenitores fallecieron después de su partida durante la guerra civil.  

 
Hoy acerco uno de esos testimonios, concretamente el del portugalujo José Armolea, joven que residía junto con toda su familia en nuestra localidad durante la pasada guerra.

Su testimonia se encuentra recogido en varias entrevistas realizadas a los últimos supervivientes de este periodo de nuestra historia, recogiéndose al final de estas líneas los enlaces para todos aquellos que quieran tener más información de este portugalujo o de este periodo.  

 José Armolea cuenta en la actualidad con 86 años pero solo tenía 13  cuando sus padres le dijeron que él y su hermano tenían que coger ese barco para no morir en la Guerra Civil. Vivía en Portugalete desde donde zarpó el Habana "vimos ese barco llegar un par de días antes". A pesar de escuchar a diario el sonido de las bombas, Armolea recuerda su vida en Bilbao como la mejor etapa de su vida. El viaje duró 48 horas y para José fue algo difícil de comprender "no entendíamos lo que estaba pasando, ese campamento era enorme y estaba lleno de niños.


"Pero al principio no fue una dura experiencia, porque estaba convencido de que ganaríamos la guerra y la vuelta estaba cerca" recuerda José, ahora con 86 años. A Armolea no le gustó mucho Inglaterra". 

"Teníamos que hacer turnos para que cada día uno fuera a por la comida porque hacía mal tiempo y eso que la comida era inglesa y muy rara. Además teníamos que dormir en colchones de paja". Como al resto de niños, sus padres le aseguraron que iba a ser cuestión de 3 meses y que estaría en buenas manos. Pero las cosas no fueron tan bien como él se esperaba "lo diré una y mil veces, Franco mató a toda mi familia".



Poco antes de la Segunda Guerra Mundial, José Armolea fue trasladado a Bournemouth con una familia inglesa que se hizo cargo de él hasta que empezó a trabajar. "¿Que qué pensaba? Pues que he tenido mucha suerte al tener una familia aquí y sólo trataba de vivir de la mejor manera posible. Es una situación difícil de entender y de explicar".


Espero que la entrada guste y hasta la próxima.


A LA MEMORIA DE KOLDO BENGOA, TXISTULARI DE PORTUGALETE



Hace unas semanas fallecía Koldo Bengoa, uno de los últimos txistularis con los que contó la N.Villa de Portugalete de manera oficial, hasta que esta agrupación musical, con una historia de décadas, fuera  disuelta por los mandatarios municipales en una nueva muestra del interés que existe en este consistorio para preservar las tradiciones y la cultura popular.
Koldo era una persona que vivió de manera intensa el mundo de la música, el folklore y las tradiciones durante toda su vida.
Para recordar su memoria, hace unos días la prensa local realizaba un  recorrido por la que fue su vida en este campo musical, el cual paso a reproducir en esta entrada, encontrándose al final de la misma el enlace para aquellos que deseen leer este texto en su formato original.



Como se puede apreciar tras leer estas líneas, el autor del mismo desgrana la historia reciente de esta formación musical así como la relación con sociedades y músicos a los largo de su vida.

Espero que la entrada guste y hasta la próxima.

Portugalete. Antes de empezar con el recuerdo de un buen marido, un buen aita y una buena persona, hay una frase de Bertolt Brecht que quiero adaptar a este músico: hay txistularis que tocan el txistu un día y son buenos. Hay otros que tocan el txistu un año y son muy buenos. Pero hay los que tocan el txistu toda la vida, esos son los imprescindibles.



La Guerra Civil hizo que una familia afincada inicialmente en Otxandio, tuviera que pasar varios años transitando por otros municipios de Bizkaia. En ese devenir, el primero de sus hijos, Koldo, nacía en Santa María de Lezama. Cesáreo Bengoa, miembro del Batallón Kirikiño, y su mujer Inés, marchaban del municipio del Txoriherri al barrio bilbaino de San Ignacio, donde nació su segunda hija, Begoña. Por último, la puesta en marcha de las grandes industrias metalúrgicas en Ezkerraldea acabó con el trasiego de la familia Bengoa-Mata en San Salvador del Valle, hoy en día Trapagaran, donde nació el tercer hijo, Iñaki. Allí se asentó definitivamente esta familia. En La General trabajaron su aita y los tres hijos. Su aita, Cesáreo, compaginaba la fabricación de transformadores con su afición por la música. Las bandas de Portugalete, La Arboleda y Somorrostro acogieron a este músico



La situación económica de la post-guerra obligó al mayor de los hijos, Koldo, a entrar en La General a "tirar de carretilla" desde los 14 años. Coincidir con Celestino López de Bergara le sirvió para aproximarse al txistu. A partir de entonces, Koldo esperaba ansioso el sonido del cuerno para coger el txistu, tamboril al hombro, subirse a la bicicleta, pasar el Puente Colgante y llegar a Algorta para ensayar con el grupo de danzas Itxas-gane. Paralelamente, Luis Bergara, Celestino López de Bergara, Enrique Cuesta y Koldo, con sus dianas, inundaron con el sonido del txistu todos los rincones de la Noble Villa jarrillera.

Dos amores. El txistu era su compañero y la bici su medio de transporte. Después de tocar en las fiestas de Zaballa, todavía le quedaban ánimos para subirse en las dos ruedas e ir hasta Butrón, donde conoció a Mari Carmen, su mujer. A partir de entonces, fueron sus dos amores, inseparables hasta el último día.

El grupo Aldatz-Gora de Gallarta fue la siguiente estación de este txistulari incansable. Allí conoció, entre otros a Inmaculada, Juanjo, Fidel, Merodio o Varona. De Gallarta, a Urioste. También dejó su impronta en este barrio de Ortuella, donde las familias de Hilario y Gandarias se esforzaban en sacar adelante este grupo de danzas con los que recorrió todos los municipios de la Margen Izquierda y Zona Minera.



Pero Portugalete era su feudo. Las fiestas de San Roque eran, sin duda, los días más felices para este txistulari: la diana y las bajadas de San Roke y San Roquillo no conseguían aplacar las ansias de alegrar a todos los vecinos y vecinas. En la bajada, Koldo cumplía, junto con Bergara, Alberdi, Eguia y Eduardo, la tarea de abrir la bajada desde el Campo San Roque y desde el Ayuntamiento se apresuraba a regresar al lugar de inicio para acompañar con su txistu y tamboril a otros grupos de danzas: Berriztasuna, Lora Barri, la cuadrilla Jatunak... con cualquier grupo que no tenía txistularis, allí estaba Koldo.



Festividades. Y se apagó la Banda Municipal de Txistularis de Portugalete. Pero Koldo peleó para que la llama no se extinguiera. Dio pasacalles en solitario, costumbre que mantuvo todos los días 31 de julio, coincidiendo con la celebración del día de San Ignacio; sería maravilloso que otros txistularis no dejaran morir esta tradición. Acompañó al Olen-tzero y a cantar Santa Agueda a los alumnos y alumnas del Colegio Público Gabriel Celaya y de la guardería Txikitxu. Siempre estaba dispuesto a tocar el Agur Jaunak en cualquier funeral y el aurresku en bodas y en inauguraciones.



 
En cualquier celebración familiar no faltaba el txistu y el tamboril de Koldo. De todas, tal vez la más entrañable, una comida en Castro, con la familia de otro gran txistulari, Txomin Ibargutxi y Koldo le ofreció el tamboril a este txistulari de Ugao mientras interpretaba la canción que Txomin había escrito para su hija Mirentxu.


En definitiva, infinitos recuerdos de una persona que vivió para el txistu y para su familia; y que hasta el mismo día que el Señor le llamara para estar de nuevo junto con su aita y su ama en el cielo, despidió a Mari Carmen, su mujer, con un concierto de txistu por la mañana, melodías que guardará en el recuerdo. Goian bego.

Iñaki Bengoa