Fotografía de Juan Antonio Cortés tomada en los últimos años del siglo XIX en la que se observa la bandera blanca que facultaba la salida de barcos por la Barra de Portugalete. Obsérvese las iniciales P.M. en la misma, Piloto Mayor.
Antes de comenzar esta nueva entrada, quiero agradecer a mi buen amigo Juan María Martín Recalde los datos aportados para la realización del artículo.
Como en ocasiones pasadas, Juan Marí ha puesto a mi disposición todo su amplio conocimiento del mundo náutico de nuestro entorno, siendo con total seguridad, la persona más versada en todo lo concerniente a las actividades relacionadas con la ría. Desde las características de barcos que navegaban por ella, los distintos oficios con los que se ganaban la vida nuestros antepasados o la historia de sus muelles o empresas donde se pudiera desarrollar cualquier actividad naval, tanto en el pasado como en nuestros días.
Por todo ello, y por muchas razones más, gracias Juan Mari.
En varias ocasiones he acercado al blog distintos medios de comunicación ideados en el pasado con la intención de poder comunicarse con los barcos que navegaban a través de la tan temida Barra de Portugalete.
Se intentaba facilitar la entrada y la salida a mar abierto de todas las embarcaciones de la manera más tranquila posible, dirigiéndolas por las zonas navegables y de mayor calado, fuera de corrientes o zonas peligrosas.
Hace unos días acercaba al blog el diseño de un telégrafo pensado para ser instalado en la plaza de la villa de Portugalete en 1840 y que finalmente no llegó a construirse.
Hoy acerco otro novedoso sistema para la época que fue aprobado por la Reina en mayo de 1851.
Gaceta de Madrid del 14 de mayo de 1851 en la que aparece la orden y la descripción de este nuevo elemento de comunicación.
Concretamente el 14 de mayo de 1851 la Gaceta de Madrid publicaba: S. M. la Reina (Q. D. G.) se ha servido aprobar el nuevo sistema de señales que se expresan en el pliego adjunto para dirigir la entrada de buques por la barra del puerto de Bilbao, ordenando al propio tiempo que empiece a observarse pasado el plazo de seis meses, contados desde esta fecha, y que para que llegue a conocimiento de las personas a quien pueda interesar se publique en la Gaceta de Madrid y en los Boletines oficiales de las provincias marítimas.
La comunicación esta firmada el 1 de mayo de ese año por el Director General de Obras Públicas, el navarro Fermín Arteta Sesma.
La idea de este nuevo sistema de comunicación consistía en la colocación de un mástil en forma de cruz, en una zona próxima a la ubicación del Piloto Mayor de la Barra cuando realizaba sus funciones desde tierra.
De este mástil pendían diversas bolas que, colocadas de una manera determinada, dirigían las maniobras a los barcos para poder traspasar la barra sin incidencias.
La prensa del momento se hacen eco de la aprobación de este nuevo sistema comunicativo. Diarios como "La Esperanza", "El Heraldo de Madrid" o "El Genio de la Libertad" informan de la futura colocación de este sistema de señales.
Sin embargo, a los pocos días de la publicación, las cofradías de Portugalete, Santurce y Algorta elevan un recurso ante las más altas instancias del estado desaconsejando la instalación de este sistema de comunicación.
El documento estaba firmado por José Benito de Ibargüen, Pedro E. de la Llosa y José María de Sarria, siendo redactado en Portugalete el 15 de julio de 1851.
Gaceta de Madrid del 14 de mayo de 1851 continuación de la explicación.
El documento venía a indicar: “Los mayordomos de las cofradías de mareantes de los puertos de Portugalete, Santurce y Algorta, que suscriben a V. S. atentamente exponen:
que, se les ha cometido por los pilotos prácticos de esta barra y ría de Bilbao, el encargo de que gestionen solicitando que, siga rigiendo el sistema antiguo de señales de bandera para la entrada de buques y, que no se plantee el nuevo de bolas anunciado y, de que se les ha instruido.
Para entablar esta petición sus comitentes han sido movidos de la convicción que les ha infundido la experiencia del ejercicio en la maniobra de pilotos de barra, de que así obran favoreciendo a los intereses del comercio y de la navegación y, que se colocan a cubierto de toda imputación a su proceder de los sucesos que sean el resultado del nuevo plan de señales.
Tres son, según su opinión, los radicales inconvenientes que este ofrece comparativamente con los que hasta ahora ha regido; el de la complicación de los signos, en la mayor dificultad en divisarlos y percibirlos desde los buques en tiempos tempestuosos y de mar gruesa y, aún en este último caso y, su lentitud orgánica en transmitir sus acentos para la maniobra marítima.
A cuatro se hallan reducidas las señales que se ponen en juego, a lo sumo, por el método antiguo con la bandera a los buques; de entrada; de no entrada; que se enderecen al N.E.; o al S.O. y, no desplegándose ella, es indicio del que el Piloto Mayor no se halla con los suficientes datos para llamarle a la barra y, por el otro se designan hasta veinte y siete con las bolas, con la particularidad de que, es muy fácil equivocarse en la posición y número respectivo de ellas, confundiendo la significación de unas y de otras, sin saber a qué atenerse en la situación en que debe contemplarse a los que maniobran en los barcos, especialmente al paso de la barra, entregados a fuertes sacudimientos, envueltos en agua y, dominados por circunstancias que, al más imperturbable le inmutan la serenidad o presencia de ánimo, imposibilitados de hacer uso, ni de anteojo, ni de plano, apenas sostenidos en las jarcias o amarrados al timón y, en momentos en que, cuanto más tenga que dividirse la atención por la variedad de los signos y, mayores sean las dudas de que se vean acometidos sobre la verdadera inteligencia de los que descubra es más difícil que esta se fije y ejecuten la maniobra oportunamente.
Director General de Obras Públicas Fermín Arteta
En las señales descritas por la bandera en la forma que hasta ahora giran, no cabe complicación ni equivocación alguna, ni temor de incertidumbre ni vacilación porque, están reconcentradas y ceñidas a las precisas y muy marcadas en reducidísima escala adaptadas a los principios severos de la más exacta simplificación y, por causa de ellas, lo que es más notable, no ha naufragado ningún buque.
Adolecen aquellas también, del efecto de que no se presentan convenientemente visibles en tiempos de chubascos nebulosos o, de mar embravecida. Si en estos casos la misma bandera encarnada que actualmente se emplea apenas se distingue a una milla de distancia, a pesar de que constituye un efecto colosal en parangón con las bolas, se colegirá o resaltará la dificultad o imposibilidad de percibirse las últimas, ni aún en conjunto en cada grupo desde la misma barra, cuanto menos en detalle, siendo así que forman un objeto diminuto confundido con el aspecto de la tierra y, aun cuando atmosfera no se halle del todo anublada, el rompimiento de mar produce una neblina que extiende por toda la costa, en términos que, la oscurece y la deja inaccesible a la vista de objetos del tamaño y naturaleza de las bolas de las señales que nos ocupan.
Todo lo que sea acercarse a ella sin obtenerse la entrada por la barra, no puede menos de comprometer a los buques críticamente y, conducirlos a una situación insostenible en las circunstancias expresadas de temporales o mar gruesa en que, este elemento por sí solo no les permite, no solo franquearse ni aún el fondeadero si no, el que se mantengan en un punto, sin empujarlos y arrojarlos a la misma costa, pues esto tiene que suceder en los casos, que no serían pocos, en que se les declare con tal estado de mar, que no hay entrada, como que siendo forzoso por efecto de la relacionada organización de señales aproximarse mucho a la barra para verlas, sino hay acceso a ella y a la ría, tampoco pueden recobrar una situación que los preserve del peligro inminente de ir a la costa.
Boletín Oficial de Vizcaya de 1851.
Por el sistema antiguo están salvadas todas estas eventualidades: percibiéndose la bandera de la torre del muelle de Portugalete generalmente a bastante distancia y, cuando no está la otra mayor blanca que ondea en el asta giratoria que se halla situada en la costa del Oeste avanzada aun cuando se haga conocer a los buques que no hay entrada, quedan con franqueza alejados de la costa y, en disposición de conservar una actitud ventajosa y, aun cuando se sustituyese en este punto de la costa del Oeste a la bandera mayor otra de bolas, de ningún modo podrían esta suplirla ni, funcionar con la aptitud que ella, a causa del incesante desenvolvimiento de esta por el viento y por la extensión de su bulto y, siempre quedaría el desempeño de aquellas por ineficaz.
Es de inmensa importancia, por último, en las maniobras de la dirección de los buques la rapidez e instantaneidad de la comunicación del impulso que la regule y, se funda en principios de diversa naturaleza que la terrestre telegráfica, que no está subordinada a los varios elementos que toman parte de aquella y, a la consideración de las contingencias que ellos producen.
Torre del Piloto de Portugalete coronada con la bandera en una fotografía del siglo XIX.
La acción de la bandera manejada a brazo es veloz, como que no consiste más que en el movimiento del que la bracea y, de la voz del Piloto Mayor, no así la de las bolas que, depende de varias operaciones para retirar y bajar unas y, para enganchar, subir y reemplazar otras, periodos todos de tiempo que producen retardo y, muchas consecuencias. Para comprenderlas vasta referirse a los casos muy frecuentes, de que a un buque que ha tomado una guiñada en la barra para el S.O., se le tiene que prescribir que se dirija al N.E.; pues para cuando se efectúa esta señal con las bolas, se halla sobre la barra y, mucho más si le repiten otros dos golpes de mar y, aunque corrijan su posición, por de pronto, los que le batan sobre el costado inverso, si sigue en este sentido sacudiéndole, suele ser esta inclinación tan extremada por el choque de las mares, que al momento es necesario rectificarla, lo que solo se consigue con el eficaz y repentino ejercicio de la bandera que, conocidamente aventaja, por las cualidades que la caracterizan, de más visible, de simplificada y eficaz manejo al de las bolas en particular, el cual por lo tanto en vez de precaver, ha de originar accidentes graves y lamentables a los barcos en los bancos de la barra en juicio de los recurrentes.
El deseo de ilustrar el asunto en un cambio absoluto de sistema, llenar sus funciones con más acierto y prevenir desgracias ocurrencias, es el que únicamente guía sus miras, por lo tanto:
Suplican a V.S. que, tomando en consideración su recurso se sirva adoptar las medidas correspondientes para que sea atendido por el Gobierno de Su Majestad la Reina N. Sra., Q. D. G. y, lo esperan del celo y solicitud que distingue a V.S. en los negocios que afectan tan profundamente al ramo del Comercio, confiado a su cuidado y vigilancia.
Dios que a V. S. m. a.”
Torre del Piloto en 1874.
La exhaustiva y pormenorizada descripción realizada por los mayordomos de las tres cofradías que tenían conocimientos del tráfico diario de barcos por esta zona, así como la incuestionable experiencia de estos en la guía de naves en todo tipo de situaciones, hacen que finalmente, se retire este proyecto después de estar aprobado, no llegando a levantarse donde estaba previsto.
Otro sistema de comunicación entre el tráfico marítimo y los pilotos de la barra que había pasado completamente desapercibido hasta estas fechas.
A.P.T.