domingo, 29 de marzo de 2009

LOS DESCENDIENTES DE LA VILLA (2) YULIANA KALBO


Continuando con la entrada de descendientes de Portugalujos, traigo en esta ocasión una entrevista realizada a la descendiente de uno de aquellos niños de la guerra que partió de nuestra villa huyendo de los conflictos bélicos. Un Portugalujo que poco esperaba en el momento de partir los avatares que el futuro le iba a deparar.
En la parte final de la entrada inserto el enlace para los que quieran verla en su formato original.

“Emigrar es para los fuertes”

Yuliana Kalbo, uzbeka inmigrada a Euskadi es nieta de un niño de la guerra de Portugalete

Nacida en Uzbekistán, país de la ex Unión Soviética, Yuliana Kalbo, es la nieta de Emilio Kalbo, un niño de la Guerra Civil Española que nació en Portugalete, y que vivió y murió en Ucrania. Yuliana, llegó con su familia en octubre de 2002, atraída por una suerte de destino inverso que la llevó al punto desde donde su abuelo había iniciado su migración forzada de los años 30. Ahora ella y su familia están de nuevo en la tierra de su abuelo paterno para continuar la historia que empezó a escribir aquel niño de la guerra.
Las causas de la migración de Yuliana y su familia, como la de muchas mujeres inmigrantes, es económica; sin embargo, para esta familia el común denominador es la raíz directa de su parentesco; aunque les diferencie el idioma y la cultura, les ha facilitado enormemente ese hecho y las gestiones que pudieron hacer gracias a la Asociación de Niños de la Guerra Civil, que les ayudaron a encontrar la familia vasca. De otro lado, cuenta Yuliana, cuando era niña no hablábamos en castellano o euskera, pero sabíamos la historia del abuelo vasco. Recuerda además que el “abuelo regresó en una época aquí, pero mi abuela no le gustó y decidieron retornar a Ucrania en donde murieron años después”.
Yuliana es sicóloga y trabajó en Uzbekistán en psicología clínica. Desde que llegó a Euskadi no se detiene en capacitarse en temas de interculturalidad porque quizá en ella, las raíces migratorias son fuertes y profundas. Pero a la vez está abierta a las nuevas personas que vienen de otros países y a las propias de Euskadi. Además en sus palabras se refleja una educación hecha en la disciplina que se vivió en los países del llamado telón de acero. “Allí la educación es algo más culta. Por ejemplo, es normal que al terminar la escuela entres a una universidad, hay muy poca gente que no lo hace porque le interesa más otra opción concreta. También la escuela es diferente porque el 85% o el 90% de los y las niñas van a las escuelas musicales. Es algo muy normal como hacer deporte, estas actividades se hacen por costumbre”.
Pero más allá de los hitos que conocemos de los países del Este, hay una realidad migratoria. Para Yuliana ésta tiene varias características, por ejemplo, “La cultura y los flujos migratorios que vienen de allí son diferentes. Porque viene la gente que normalmente tiene educación superior y empresas montadas. Creo que no me equivoco porque la gente que conozco procedente de allí, casi todos tenían un nivel y viniendo aquí han dejado un currículo bastante amplio”.
En el tema de las mujeres inmigrantes llegadas a Euskadi procedentes de América Latina, África o Asia comparadas con muchas mujeres de ese lado del mundo, señala que existe una característica básica que es la educación. Según ella, las mujeres que emigran de Ucrania, Rusia y su natal Uzbekistán, son educadas, es decir, tienen estudios universitarios y poseen un nivel cultural bastante alto comparado con otras mujeres africanas y latinoamericanas. “Creo que la mayoría de las mujeres saben ya en que vienen a trabajar. Creo que el sector que se abre ahora para las mujeres de limpieza, de servicio doméstico, es como el efecto llamada para las que vienen. Igual por eso hay muchas mujeres profesionales que no buscan homologar el título porque ellas ya saben a que vienen. Por ejemplo, las mujeres latinoamericanas, que estoy segura que la educación también es algo cultural, por lo que he visto, traen una especie de chip con una trayectoria predeterminada y cuesta cambiarlo.”
Pero también cuando hablamos con Yuliana Kalbo de otras dificultades como el tráfico de seres humanos y la trata de blancas y las trabajadoras comerciales del sexo, fue enfática al decirnos que “son las propias mujeres que buscan, digamos la solución rápida y no siempre es la correcta. (...) ellas lo han elegido, porque tienen hijos pequeños; o porque al llegar aquí ven que en 3 años haciendo trabajos de limpieza, ganarán lo mismo que en medio año de prostitución, y que pueden volver más pronto donde están sus hijos, lo hacen y eso es lo que buscan ellas. Aunque habrá algo de explotación. Pero vivimos en el siglo XXI y cada uno está consciente de lo que hace. (...) También creo que el lugar de procedencia es un factor clave porque quizá la gente que viene de los pueblos, estoy segura, termina haciendo prostitución y digamos que la gente de las ciudades tiene otro tipo de cultura. Creo que eso es lo que influye para conseguir el dinero fácil”.
Sobre los casos de violencia de género, a los que también pareciera que las personas inmigrantes son las mayores responsables, Yuliana comentaba que “puede ser que culpa del cambio de rol. Cuando en la estructura familiar de allí el hombre es cabeza de familia, es quien domina y cuando vienen aquí la mujer es quien encuentra con más facilidad trabajo, en el servicio doméstico y empieza a “dominar”, al cambiarse los roles, puede producirse cierta agresión hacia la mujer por defender el hombre su masculinidad. Pero creo que tampoco este problema se da exclusiva y mayoritariamente entre el colectivo inmigrante, sino es el que más se anuncia, por que le dan de comer a un estereotipo, por ejemplo, se menciona su procedencia más que el delito como tal.”
Finalmente reconoce que “me duele mucho (las causas) lo que hace a la gente venir aquí, porque estoy segura que hay muy poca gente que viene para quedarse. Creo que cada persona antes de emigrar hace su proyecto migratorio y lo sigue o no. Nunca vas vacía llevas una idea fija y pese a que como mujer me sentía débil y al venir aquí fue duro.” “Para mí inmigrar es para los fuertes y cuestión de esfuerzo, y es una gota a la diversidad que ya teníamos en Europa”.

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