domingo, 31 de marzo de 2024

LOS PORTUGALUJOS ANTONIO ARRIZABALAGA Y JUAN ALDAY EN EL NAUFRAGIO DEL "BILMENALDE" EN EL GOLFO DE MÉXICO EN 1917

Parte de la tripulación que logró salvarse del naufragio, entre ellos el joven oficial Alday. 

Como queda suficientemente acreditado por la historia, el número de portugalujos que vivieron de frente a la mar siendo esta su tradicional modo de vida, han sido innumerables.

Capitanes, oficiales, marineros y demás oficios relacionados con el mundo marítimo, fueron ocupados por portugalujos, tanto a la orilla de nuestra villa como sobre la cubierta de embarcaciones de todo tipo.

Hoy acerco al blog las vicisitudes de dos portugalujos protagonistas de un mismo naufragio sucedido a miles de millas náuticas de nuestra costa, concretamente en el Golfo de México.

El 8 de marzo de 1917 naufragaba la goleta "Bilmenalde" después de salir del puerto de Gulfport (Estados Unidos).

En ese momento la nave pertenecía a la compañía formada por los empresarios Bilbao, Mendiguren, y Aldecoa, tomando el nombre de las primeras letras de los apellidos de estos: "BIL-MEN-ALDE".

 

Con anterioridad, esta goleta había tenido otros nombres. En el momento de su construcción en San Feliú de Guixols en 1871 dentro de los astilleros de Bosch, su primitiva denominación es Galofré. 

 

Tiempo después (1915) se le rebautiza con el nombre de "Bilmeneche", siendo su nombre oficial cuando naufraga en las aguas americanas como se ha indicado con anterioridad: "Bilmenalde".

El "Bilmenalde" cuando navegaba con el nombre de "Galofré".

Esta embarcación tenía una eslora de 35,90 metros, 8,70 de manga y 4,75 de puntal.

Podía transportar 359 toneladas. El gerente de la empresa consignataria en el momento de su desaparición era Juan Bilbao y Goyoaga.

 

El último viaje de este barco parte del Gulfport (Mississippi) con una carga de madera con destino a los Astilleros Euskalduna.   

 

A los pocos días de su partida comenzó un fuerte temporal que cogió de lleno a la embarcación, ordenando el Capitán de esta, el portugalujo Antonio Arrizabalaga, ponerse a la capa, una maniobra frecuente de donde procede el término capear un temporal.

 

La maniobra ordenada por Arrizabalaga duró más de dos semanas, 15 días envueltos en un temporal en aguas del Golfo de México a merced de las inclemencias meteorológicas.

 

Cierto día fue necesario que un tripulante tuviera que trepar hasta la arboladura. La responsabilidad de esta acción recayó sobre un marinero de nacionalidad chilena de nombre Manuel Leiva.

 

Cuando este se encontraba en la gavia alta del trinquete, una ráfaga de viento le arrojó al mar, desapareciendo en medio de este sin posibilidad de poder ser auxiliado por el resto de la tripulación.

El "Galofré" amarrado en puerto según una imagen de la época. Pocos años después de esta fotografía seria vendido cambiando su nombre.   

Al poco de este suceso, el temporal derriba el palo de mesana y el trinquete, detectándose las primeras vías de agua dentro del casco de la embarcación.

Esta situación dura hasta el 4 de febrero. A las 2 de la mañana de ese día un fuerte golpe de mar origina que el barco pierda la estabilidad. El golpe causa que el timonel quedara aplastado entre la caña, clavándole las cabillas del timón las ingles de este marinero.

 

A pesar de las heridas recibidas, este marino consigue salir del amasijo de maderas y ascender por el flanco del barco, alzándose hasta el casco, donde se encontraba el conjunto de la tripulación refugiada.

 

Tras permanecer varias horas en estas condiciones un nuevo golpe de mar arranca al Capitán Arrizabalaga de la cubierta perdiendo la vida en las aguas. En estas circunstancias permanecerán cuatro días más alimentándose de algas que se encontraban adheridas al casco del barco y bebiendo pequeños sorbos de agua de mar.

 

La moral de los supervivientes se encontraba totalmente hundida. Se producen algunos intentos de suicidio que son abortados por los que tenían la moral más entera y por la continua presencia de tiburones pululando alrededor del barco.

 

En la mañana del cuarto día en estas condiciones, los supervivientes observan en la lejanía una estela de humo que se acercaba. Tras realizar señales a esta embarcación, la misma cambia su trayectoria, arriando un bote y rescatando a este grupo de marinos refugiados en la borda de los restos de su nave totalmente escorada.         

Juan Alday en una imagen durante su etapa como Práctico Mayor del Puerto de Bilbao. 

El barco rescatador se trataba del buque británico "Belisa" que navegaba por estas aguas con destino a Glasgow. Se dio la casualidad de que la ruta natural de este barco no era la zona donde se encontraba el "Bilmenalde", navegando por esta zona intentando dejar atrás la tormenta que había inutilizado el buque vasco.

Algunos de los supervivientes presentaban importantes heridas que tuvieron que ser tratadas con urgencia tras arribar la embarcación rescatadora en el puerto de Glasgow.

 

Tras someterse a un reconocimiento médico se trasladan al vapor "Izaro" para su repatriación. Benito Rivas, uno de los marinos heridos llega con la salud muy mermada por las incidencias sufridas durante el naufragio, aunque finalmente logrará salvar su vida.

 

Los miembros de la tripulación que perecieron en este naufragio fueron el capitán Antonio Arrizabalaga, natural de Portugalete, y los marineros Manuel Leiva de Chile y Ruppert Lewis de la isla de Granada.

 

Los supervivientes fueron el 1º oficial Manuel Pasque de Sevilla, el 2º oficial Juan Alday de Portugalete (que después fue práctico mayor del puerto de Bilbao), el cocinero Antolín Calleja de Torrevieja (Alicante) Benito Rivas (Villagarcía), Manuel Martínez (Huelva), Natalio Mario (Génova) y Manuel Barrientos de Tacahuano (Chile).

 

En algunos de los documentos consultados atribuyen al portugalujo Alday el puesto de primer oficial mientras en otros se le cita como segundo incluso como tercer oficial.

Recorte de prensa de la época en la que se cita a algunos de los tripulantes del "Bilmenalde".

Las vicisitudes de estos dos portugalujos, el capitán y el segundo oficial fueron las mismas con diferentes consecuencias. El primero de los mismos pierde la vida tras más de dos semanas capotando el temporal mientras el joven oficial Alday logra salvar la suya en el primer viaje que realizaba este marino tras finalizar sus estudios en tierra.

Como he comentado en apartados anteriores, con el tiempo, Alday se convirtió en el práctico mayor del puerto de Bilbao.

 

Un duro naufragio con una tripulación que se ve inmersa en un cúmulo de desgracias fruto de la climatología, duramente castigada, diezmada por los temporales y que pasan los últimos cuatro días sobre el casco del barco hasta que son rescatados. Una experiencia que seguramente los supervivientes recordaron el resto de sus días.

  

Antes de la finalización de este artículo quiero agradecer a mi buen amigo Juan Mari Martín Recalde los datos, no solo para la confección de esta entrada, si no de las innumerables aportaciones que ha realizado en el pasado para la realización de otros artículos relacionados con el mundo de la mar, la ría y todo lo concerniente a la historia naval relacionada con Portugalete. Una persona que siempre tiene la puerta abierta de sus grandes conocimientos del mundo náutico a todo aquel que se lo solicita, un erudito al que animo y siempre he animado para que plasme en un futuro sus grandes conocimientos en un libro. Muchos lo agradeceríamos.

 

Gracias Juan Mari, de todo corazón.

 

A.P.T.