Hace unos días se ha terminado una tradición de cerca de 50 años. Siempre nos acordamos de lo pomposo, lo que da lustre, los monumentos, que si la iglesia, el puente o el hotel, pero de las cosas cotidianas, las que nos han dado muchos momentos de alegría durante muchas ocasiones no nos acordamos.
En esta ocasión quiero rendir un sincero homenaje a la última churrera, Mari Carmen, la cual tras décadas de trabajo en el Muelle Viejo ha decidido “colgar los trastos” y disfrutar de un merecido descanso. Con su jubilación se nos va uno de los últimos iconos del Portugalete de mediados del pasado siglo, cuando en los paseos por el dique, la plaza o inmediaciones, nos comíamos a gusto un buen paquete de churros. Yo personalmente que ya rondo el medio siglo, la churrería la conozco desde que tengo uso de razón y la verdad es que me da cierta pena que se pierda otro de los pequeños símbolos de nuestro pasado.
Carmen, disfruta de este merecido descanso y ten la más completa seguridad de que muchos portugalujos, los del pueblo liso y llano, te echaremos mucho de menos.
Para ilustrar esta entrada una imagen de nuestra protagonista y varios momentos del último viaje de la churrería jarrillera.
Y desde aquí también, gracias a mi amigo Francis por las fotos.
4 comentarios:
pues si,... en lo cotidiano está la historiA DE NUESTRO PUEBLO
felicitaciones por el blog y el trabajo que haceis.
Ondo izan
Gracias Carmen por todos los churros que me he comido que buenos.
¿por que no unas conferencias en el hotel sobre oficios portugalujos, la txurrera y otros?
Pero esta no es la madre de Txutxi el de La Cueva, ¿no?
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