miércoles, 26 de febrero de 2025

MANUEL DE ARROSPIDE Y URQUIOLA, CONSTRUCTOR DE BARCOS EN EL PORTUGALETE DEL SIGLO XVIII.


 En estas fechas en las que estamos conmemorando el 500 aniversario de la última expedición en la que participó Juan Sebastián de Elcano, el primer navegante que logró dar la vuelta al mundo, sería bueno recodar la importancia de nuestro puerto y nuestros artesanos en la construcción de embarcaciones de todo tipo, una actividad que perduró durante muchos siglos.

Uno de los más relevantes, al menos por la trascendencia de la documentación que del mismo conservamos, fue de Manuel Antonio Arrospide Urquiola.

Manuel contrae matrimonio con Micaela Alcorta Villa Baso con la que tuvo al menos dos hijos, Manuel nacido en Portugalete el 11 de enero de 1741 y Julián nacido también en Portugalete, el 7 de enero de 1745.

Arrospide dedicó su actividad laboral a la construcción y reparación de infraestructuras relacionadas con la carpintería, existiendo diversas referencias sobre su trabajo profesional en varios campos.

En la década de los años 30 del siglo XVIII se le encuentra reparando la torre de la iglesia de Portugalete por lo que se le abona la cantidad de 8.200 reales.

En 1740 le tenemos trasladando una carta de pago ante la Universidad y Casa de Contratación de la Villa de Bilbao por las obras de cantería por “dos mil pies de muelles en la barra y canal del puerto de Portugalete”. En dicho documento se le denomina a Manuel de Arrospide como maestro carpintero.

Las actividades dentro de la mejora de muelles, obras de reparación y diversos trabajos relativos al mantenimiento de la ría, son unas de las constantes dentro de su trabajo, algo que se comprueba por su contratación durante décadas por organismos públicos.

El 4 de marzo de 1742 Manuel de Arróspide junto con un grupo de portugalujos acuerdan la construcción de un barco corsario de 26 codos de quilla con sus dos palos en el astillero “paraje más propicio del puerto y jurizdicion de esta villa”, de Portugalete, costeándose a partes iguales, encargándose de dirigir la obra Pedro de Balparda, a quien, por ser el comisario armador, se le entregaría la primera presa de corso siendo también el capitán de esta embarcación.

Diez años después (1752) le encontramos talando árboles para la construcción de lanchones y lanchas para el Real Arsenal de El Ferrol, en la localidad cántabra de Castro Urdiales.

En la Real Chancillería de Valladolid se conservan diversos litigios sobre inversiones realizadas por Manuel de Arrospide en la construcción de seis navíos de guerra en el astillero cántabro de Guarnizo.

Pero donde su trabajo como carpintero especialista en la construcción naval ha perdurado es gracias a la conservación de varios planos de embarcaciones de la época que se atesoran en el Archivo Histórico de la Armada.

Uno de estos se encuentra realizado el 12 de mayo de 1789 mientras el segundo está fechado el 1 de abril de 1790. Los dos documentos están realizados en Portugalete tal como se puede apreciar en la explicación de estos junto a la firma de Manuel de Arrospide.

Estos documentos detallan la construcción de naves de gran tonelaje en el siglo XVIII, incluyendo sus características, medidas, ángulos y otros factores relevantes.

Arrospide dibuja de manera magnífica las secciones de estos barcos, la quilla, las cuadernas, el conjunto del casco, una obra gráfica que ha podido ser conservada y preservada que nos retrotrae a este arte naval que fue muy importante en la sociedad y economía portugaluja del momento.

Manuel de Arrospide fallecía en Portugalete el 20 de julio de 1796 tras una dilatada carrera profesional como constructor en el mundo naval.

Otro portugalujo para recordar dentro de la villa jarrillera.  

A.P.T.

martes, 11 de febrero de 2025

LA "CARRERA DE LAS SAMARITANAS" ACTO FESTIVO DE LAS FIESTAS DE PORTUGALETE EN EL SIGLO XIX.

La evolución en la manera de celebrar los actos festivos ha sido una constante a lo largo del tiempo. La transformación de las costumbres, así como las diferentes normas de convivencia, tanto sociales como religiosas, han sido las principales causas de que las actividades festivas de masas hayan cambiado con los años.

Centrándonos en el siglo XIX podemos apreciar dos variantes. Una sería las actividades que todavía perduran dentro del calendario actual y las que han desaparecido y de la que solo tenemos conocimiento a través de la documentación.

Al final de los años 70 del siglo XIX el programa festivo se componía principalmente de música, tamboril, cucañas de mar y tierra, novillos, bailes, iluminación, fuegos artificiales, etc.

En los primeros años de la década de los 80 del siglo XIX la jornada festiva comenzaba con el tamborilero entonando el zortziko de Abelino de Aguirre, saliendo posteriormente por la villa varias bandas de música realizando un pasacalles entre una población vestida de forma festiva para celebrar este día. 

En esas fechas, una de las actividades participativas era la llamada “Carrera de las Samaritanas” un acto exclusivo para las mujeres del entorno y que contaba con premios en metálico para las tres primeras clasificadas.


 

Este acto en concreto no era algo exclusivo de la localidad de Portugalete, localidades como Plentzia, Getxo o Bilbao contaban con esta misma actividad en sus respectivos calendarios festivos en las mismas fechas.

La prueba consistía en una carrera con un cántaro de agua sobre la cabeza, medio lleno.

La ganadora era la primera persona que lograra cruzar la línea de meta con el cántaro sobre la cabeza y sin perder agua de este.

Para transportar el cántaro se permitía la colocación de un pañuelo sobre la cabeza y las participantes no podían separar las manos de la cintura.

En una sociedad en que el agua corriente no estaba extendida en los domicilios como hoy en día y que su uso venía del llenado de cántaros de barro en las fuentes públicas para el abastecimiento doméstico, era algo lógico que de esta actividad cotidiana se inspirase un evento concreto dentro de las actividades festivas.

Con el devenir de los años y el avance de las comodidades diarias este tipo de actos fueron desapareciendo. Aun así, se tiene constancia que estas de carreras se celebraron hasta las primeras décadas del siglo XX dentro de los actos festivos.

A.P.T.


miércoles, 5 de febrero de 2025

LA MUJER PORTUGALUJA Y EL "AURRESKU" EN LA VILLA JARRILLERA DURANTE EL SIGLO XIX.

 

Si en la entrada anterior acercaba la participación de los portugalujos del pasado siglo XX en la realización de la revista “Txistulari”, hoy acerco algunas referencias sobre dantzaris en la villa jarrillera.

Las referencias sobre la práctica de bailes tradicionales en Portugalete se remontan a varios siglos.

Una de las primeras pruebas documentales la encontramos en un trabajo editado en 1920 en el que se recoge un grupo de cartas escritas a mediados del siglo XIX relativas a las actividades de los bilbaínos en esas fechas.

El autor, Juan Carlos Gortázar Manso de Velasco, publica un libro titulado: “Bilbao a mediados del siglo XIX según un epistolario de la época”.

En el libro se recogen las citadas cartas localizadas por el autor fechadas en esos años, describiendo como era el verano de 1857 en la zona. En una de las misivas se viene a indicar: “Este año hemos estado en Portugalete, donde lo hemos pasado muy bien. Teníamos nuestra reunión diaria en la casa de la Villa, pero no de esas reuniones de etiqueta, sino que iban a ellas las señoras como estaban en el paseo y cantábamos y bailábamos todos a más y mejor, retirándonos a las diez y media y once. Los sábados venían de Bilbao una porción de muchachos y ese día y el siguiente era demasiada la concurrencia y había más formalidad. Como prueba de la confianza que reinaba, basta deciros que se bailaba hasta el aurresku, el cual lo hizo un día primorosamente Antonia la modista, mujer de Emilio.

En general pasaban de cincuenta o sesenta las señoras que había en el salón, y día hubo que conté ochenta y tantas”.   

Por la prensa de 1875 se tiene conocimiento cómo se celebró en la villa una victoria liberal en Cataluña durante la tercera guerra carlista, indicando como sobresalió en estas fiestas  “el aurresku de las señoras, el cual fue calurosamente aplaudido por los concurrentes”.

En 1879 las fiestas jarrilleras celebran “innumerables aurrescus que se sucedieron, bailados por individuos de todas las clases de la Sociedad sin distinción de edades ni sexos”.

El Noticiero Bilbaino de 18 de agosto de 1882 indica como la práctica de bailar aurreskus durante las fiestas patronales era algo arraigado, informando como debido a las inclemencias meteorológicas: “nos haya privado de ver el aurrescu que, conforme a tradición, era de esperar bailasen los individuos de la corporación municipal”.

Dos años más tarde, y también en el transcurso de las fiestas patronales portugalujas, tenemos conocimiento como se bailaba “la espata-dantza, que tanto ha agradado, y que bailaron con pasmosa destreza diez danzadores que vinieron del Duranguesado contratados por la comisión”.

En la misma crónica se indica: numerosísimos han sido los aurrescus bailados por diversas clases de personas; pero ha llamado merecidamente la atención el que danzaron ocho lindísimas pollas que, luciendo en sus cabezas la vistosa y característica boina roja, trastornaban con su aspecto otras cabezas de muchos pacíficos espectadores. Vea usted, dijo un veterano militar, un enemigo terrible, un ejército con tal donaire, con la boina, tirada hacia la derecha”.

Como suele ser habitual, del arraigo y de la gran aceptación popular nacen los concursos organizados por las instituciones en los que se premia a las personas más hábiles en distintas prácticas.

Dentro del mundo del baile sucede lo mismo. En 1907 encontramos dentro del programa festivo de Portugalete un concurso de aurreskus en el que toman parte distintos dantzaris.

Tras una dura pugna, el jurado decide otorgar el primer premio a Domingo Onseta, el segundo a José Arenaza y el tercero a Victorio Fano.

De lo anteriormente descrito se puede interpretar que desde el siglo XIX son las mujeres portugalujas las que más participan en los aurreskus locales y manteniendo las tradiciones de este tipo en la villa, siendo este baile una práctica social  ampliamente difundida en el conjunto de la población, contando con gran presencia y participación popular.  

Para la realización de este artículo se ha respetado la literalidad de los textos tal como fueron redactados en su momento.

A.P.T.