Hace unas semanas apareció el último número de Cuadernos Portugalujos, publicación que edita el Mareómetro, cuyo consejo editorial esta formado por varias personas con titulación académica en historia. Por ello no deja de sorprender la gran cantidad de errores, gazapos y contradicciones que aparecen a lo largo de sus páginas, con el agravante de haber tenido acceso a datos e informaciones sobre el tema que se trataba, que todavía, el público en general no ha podido leer ya que el trabajo al que me refiero se encuentra en la actualidad inédito y a la espera de publicación.
El primero de los errores que se pueden apreciar nada mas comenzar a leer esta publicación se recoge en la tercera página cuando se manifiesta que el hotel “se inauguró en 1873 con la guerra carlista” y solamente dos páginas mas atrás y como encabezamiento de capitulo se cita de manera literal “Primeros años del Hotel 1872-1904” continuando en párrafos posteriores con la frase: “nos dice que el Hotel se acabó de construir en 1872”. A tenor de lo que se puede leer no queda claro en cual de las dos fechas vio las primeras luces el Hotel.
Otro de los errores es la afirmación de que Calvo tenía una fonda de su propiedad a finales de los años 60 del siglo XIX. La llamada posada vieja de Calvo que fue vendida por sus propietarios en 1851, no pertenecía al celebre indiano portugalujo. En esas fechas Manuel Calvo comenzaba a labrarse su fortuna en Cuba, pero propiedades de esa índole no poseía en Portugalete como es fácil de comprobar si se consulta la documentación del Archivo Histórico local. La fonda vieja de Calvo que se nombra, pertenecía a otro Calvo.
La cita referente al hotel sacada de un trabajo de Manuel de Azcarraga de 1885 no se refiere al hotel de Manuel Calvo si no al Hotel Buena Vista de D. Teodoro Mendizábal, establecimiento que en esas fechas y según el mismo publicitaba en la prensa local, se encontraba en la última casa del Muelle Nuevo portugalujo, por lo que la citada afirmación también es errónea, Mendizábal no tiene nada que ver con el establecimiento hostelero de Calvo, además la cita que se reproduce lo indica de manera clara “está instalado, con todo lujo del mejor café y restaurante de París, el Gran Café, en el que no ha escatimado el menor sacrificio ni desembolso su propietario D. Teodoro de Mendizábal para montarlo con el mayor gusto y elegancia posible”. El Hotel del indiano ya estaba montado y en funcionamiento desde muchos años atrás y pertenecía, siendo su propietario a Manuel Calvo. Para complementar esta afirmación y que es fácilmente comprobable, inserto junto a estas líneas una imagen del último edificio que se encontraba en el llamado Muelle Nuevo en 1874 y que no corresponde con el llamado Hotel Portugalete y de un anuncio del Hotel Buena-Vista en el que se dice que se trata del último edificio del Muelle Nuevo.
Indicar así mismo que el hotel fue una parte más del desarrollo turístico de finales del siglo XIX, pero no la columna vertebral tal como se afirma en la citada publicación. La causa principal de este negocio en la villa jarrillera es sin lugar a dudas la situación geográfica de Portugalete, admirada por muchos y lugar de encuentro de intelectuales, políticos o empresarios desde mucho antes de la creación del Hotel. El Hotel Portugalete, nombre que no debiera de haber perdido, es una construcción pensada en el negocio diario, facilitando las comodidades a visitantes que en otras ocasiones se alojan en otro tipo de establecimientos y hasta en domicilios particulares, arrendándose habitaciones durante la temporada estival. Complementa los edificios construidos para albergar a los veraneantes que ya existían en Portugalete, pero no se trata del “motor de la economía turística del último cuarto del siglo XIX”, tal como cita el autor del texto. Solo hay que enumerar que antes de la construcción del hotel existen en Portugalete entre otros el establecimiento El Peñón (1851) el cual ofertaba “baños templados de agua de mar”, una concurrida fonda inaugurada en 1867, la cual servía comidas a la española y a la francesa a precios económicos, la fonda de los Vapores (1868) situada “al lado mismo de la rivera de la ría”, la Gran Fonda Portugalete, abierta al público unos años después que el hotel (1880) o el Hotel Buena – Vista, propiedad de Teodoro Mendizábal abierto al público en la década de los años 80 del pasado siglo XIX. Se pueden citar más pero creo que con estos es suficiente.
No se de donde saca el autor del texto la afirmación que aparece en la página 12 “Aunque la atracción de la playa empieza a declinar”frase esta que se encuentra tras citarse la desaparición del balneario, ya que la importancia de la playa no declinó tras la desaparición de este establecimiento, continuando igual de concurrida o mas. Solo hay que echar un vistazo a ese gran número de imágenes procedentes de distintos autores, algunos conocidos y otros ignorados, que el mismo Mareómetro ha ido reproduciendo en sus diferentes publicaciones. También inserto para acompañar este texto otra fotografía de mediados del siglo XX en la que se puede apreciar a varios usuarios de ya nuestra pequeña playa disfrutando de su existencia.
Entrando ya en la vida del indiano, esta suficientemente acreditada la presencia de Calvo en numerosas ocasiones, llegando a residir de manera anual y durante muchos años cerca de seis meses en la península y seis meses en Cuba, por lo que decir que no regresa a Portugalete hasta que Cuba se independiza en 1898, tampoco es correcto.
Su llegada a Portugalete, tal como el autor del texto del Mareómetro manifiesta, la realiza acompañado de “su criada morena y su fiel mayordomo de origen alavés” cita cierta si no fuera por que no se trata de una criada si no de tres la que le acompañan en su “exilio”. Para complementar este último párrafo indicar que su cochero y ayudante personal se llamaba Fidel Galtier Alda y había nacido en la localidad de Salvatierra. Por cierto, tanto las criadas como su chofer obtienen parte de la herencia de Calvo tras su fallecimiento.
Los inviernos no los pasa en Barcelona como se indica en esta publicación si no en Cádiz, localidad donde el clima es mucho más benigno para su salud, ciudad donde tiene importantes propiedades y donde finalmente fallece. Desconozco a fecha de hoy la recomendación médica para que se traslade a la localidad gaditana ya que el mismo lo venía realizando de manera frecuente.
No comparto la afirmación de que el hotel tenga 140 años de antigüedad. Si el actual, con un parecido razonable al destruido en 1993 (por cierto que en el blog del Mareómetro todavía se puede leer en una imagen que el incendio que le destruyo se produjo un año antes, es decir 1992) hubiera conservado las piedras numeradas que se llevaron a Munguía y que todavía deben de estar en esta localidad, podría decirse que ha pesar del incendio se conserva algo de la estructura original , pero construyéndose todo nuevo, el hotel de Calvo fue uno y el actual otro, en el mismo lugar y con un parecido razonable, pero otro con muchos menos años.
Creo que es una lastima que con los medios de los que dispone la fundación El Abra, se publiquen trabajos con tan poco rigor histórico que en vez de servir para ilustrar pasados de nuestra villa solo sirvan para crear confusión, engrandeciendo a autores y obras que en el pasado eran criticadas por acercar al lector modos de trabajo parecidos.
Finalmente indicar que en el acto de homenaje a los hosteleros se podría haber profundizado un poco en la historia de sus locales, por ejemplo citar que el bar Siglo XX es posiblemente el establecimiento más antiguo de todo Portugalete. En 1875 en uno de los diarios de la época se podía leer el siguiente anuncio “Interesante y urgente. El café que hay en el Muelle Viejo de Portugalete, titulado del Siglo, ha sufrido tal transformación que es digno de ser favorecido por la presencia de la elegante y escogida sociedad que allí concurre. Se sirven artículos inmejorables a los precios de costumbre”.
1 comentario:
Jo, las piedras numeradas aquellas... yo creía que al final habían acabado en la ría o algo...
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