El pasado 16 de mayo fallecía a los
79 años Mari Carmen Ipiña Ormaetxea una de las personas más importantes dentro
de la localidad de Portugalete en todo lo concerniente a la recuperación del euskera,
así como a la educación en la cultura vasca.
Tuve el honor de conocerla desde
que tengo uso de razón. Mi ama me inscribió con apenas cuatro años en una
ikastola que empezaba a dar sus primeros pasos en la calle Santa María de
Portugalete, centro que nace en tiempos difíciles donde todo lo que al régimen le
olía a vasco se miraba con lupa, en aquellos años de color verde o gris, y que
acojonaba al más pintado.
Mari Carmen fue una de las piezas
claves para que esa naciente Ikastola, embrión de lo que sería en un futuro
unos imponentes centros docentes, pudiera a caminar poco a poco esquivando
problemas legales en un tiempo oscuro y gris.
Mari Carmen, entre un sinfín de
cosas en las que participó jugándose incluso su propio sustento, consiguió resolver
tramites como era conseguir la Cartilla de Escolaridad, documento obligado para
todos los alumnos, obteniendo la firma del director en aquellas fechas del colegio
público Maestro Zubeldia, para el grupo de alumnos que estábamos matriculados
en la Ikastola San Francisco Xabier de Portugalete.
Su implicación fue variada. Organizó
cursos de adultos para padres y madres de alumnos, se implicó en actividades
culturales y puso en marcha distintos apartados para el buen funcionamiento de
esta recién creada ikastola, así como para el centro de formación de la mujer,
una organización que impartía diferentes actividades en los locales de la Casa Parroquial.
Tras la llegada de la democracia
salió elegida concejal bajo las siglas del Partido Nacionalista Vasco, siendo
una de las personas que participó en traer a nuestro municipio la U.N.E.D.
Mari Carmen fue una persona
implicada en la defensa de la cultura vasca en momentos difíciles en los que te
jugabas mucho, incluso la libertad. Personalmente creo que nunca se le reconoció
en vida esta implicación, algo que solamente conocen los que vivieron esos años
desde dentro y que es complicado de asumir o imaginar por personas que no lo
vivieron en primera persona.
Particularmente siempre
reconoceré a Mari Carmen como una de las principales precursoras de lo que hoy
en día tenemos en algunos campos de la cultura y educación local y que asumimos
como algo normal sin pensar que gracias a personas implicadas como ella podemos
disfrutar de esas posibilidades.
Desde este blog quiero transmitir
mi más sincero pésame a los familiares y allegados de Mari Carmen Ipiña, una
portugaluja ejemplar.
Espero que la entrada guste y hasta
la próxima.
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