viernes, 9 de febrero de 2024

CONDECORACIONES DE LA SOCIEDAD DE SALVAMENTO DE NÁUFRAGOS POR EL RECATE DE LOS TRIPULANTES DE LOS EMBARCACIONES BRITÁNICAS "LAURA GILLIES" Y "ISLE OF BUTE" EN LA BARRA DE PORTUGALETE EN 1883.

Remolcador a paletas "Sansón", que prestaba servicio al "Isle of Bute" en el momento de su pérdida.

Tras la instauración local de la sede de la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos en Portugalete, una de las primeras decisiones aprobadas es solicitar autorización para construir una caseta en que guardar los aparatos que poseía en esas fechas, solicitud que se eleva a los órganos directivos de esta institución en Madrid.

Desde la sede central reciben una comunicación indicando que “necesitan permiso del Ministro de la Guerra”, al que tienen que elevar una solicitud debidamente argumentada, la cual sería apoyada por el consejo de esta sociedad ante el indicado ministerio.

Se institucionaliza la entrega de recompensas en forma de medallas, a las personas que demuestran una especial entrega, incluso arriesgando su propia vida, en el rescate y salvamento de personas.

Una de las actuaciones que origina la entrega de varias condecoraciones se produce el 22 de febrero de 1883 tras el recate de los tripulantes del “Laura Gillies” un barco de nacionalidad británica que se pierde en la Barra de Portugalete.

Al día siguiente de producirse este suceso, Pablo Carranza, presidente de la sociedad en Portugalete, remite una carta a los responsables de la institución en la capital del reino dando cuenta del suceso, describiendo el mismo de la siguiente manera:

Botón de reconocimiento por ser condecorado con la Medalla al Salvamento de Náufragos.

Excmo. Sr.:

A las cuatro horas dé la tarde de ayer, al intentar salir de este puerto el vapor inglés “Laura Gillies”, de la matrícula de Newcastle, tocó en el banco interior del N.E. de la barra, quedando en mediana situación. Así permaneció por espacio de dos horas funcionando con la máquina, hasta que una de las fuertes resacas, acompañada de la rápida corriente saliente, le fueron a llevar a la parte exterior del mismo banco, quedando en una situación desesperada, recibiendo los fuertes golpes de mar de costado, apagándose los fuegos de las calderas por la mucha agua que le entraba por todas partes, y obligando a la tripulación a ampararse en la jarcia. En esta situación pedían auxilio dando gritos desgarradores, a los que se les contestaba desde tierra con luces, dándoles a entender que se velaba por ellos, aunque era imposible prestarles auxilio alguno hasta que bajara la marea. En vista del inminente peligro que corrían, nos reunimos en Junta la mayor parte de los individuos que componen esta local, en compañía del señor Piloto mayor y Ayudante de Marina, acordando todos unánimes en tener dos lanchas bien tripuladas para hacer los posibles a la baja marea, y que inmediatamente pasaran, a las Arenas varios individuos, entre los cuales fue D. Segundo Iturriaga, médico, provisto de botiquín, tanto para hacerles señales con luces, como para tener cuidado si alguno llegara a arrojarse al mar.—Eran las ocho de la noche próximamente, cuando se presentaron las dos lanchas que se mandaron preparar, provistos sus tripulantes de chalecos salvavidas, colocándose ambas próximas a las rompientes, con objeto de observar el paso más conveniente para poder llegar al buque náufrago, lo que era muy difícil conseguir por la continua rompiente, resaca y todavía bastante corriente vaciante. Entonces el señor Alcalde de esta villa, y socio que es de esta Junta local, los arengó e indicó la dirección que debían seguir. No había concluido dicho señor su arenga hacia aquellos valientes, cuando sus lanchas partieron como un rayo en dirección de los infelices que a grandes gritos demandaban auxilio; en vista de abnegación y valor a toda prueba, el mismo señor les dijo que si salvaban los náufragos les gratificaría con 40 pesetas a cada uno de los individuos que tripulaban dichas dos lanchas.

Medalla por el Salvamento de Náufragos adverso.

Después de mucho trabajo y venciendo toda clase de peligros, consiguieron llegar al costado del “Laura Gillies”, a las nueve y media de la noche, a cuya hora se presentó otra tercera lancha que también llegó algunos minutos más tarde al costado del buque náufrago.

Un gentío inmenso presenciaba esta escena con el corazón encogido, pues  además de ver el peligro de los náufragos, presenciaban el que corrían aquellos 39 valientes, pues entre ellos tenían padres, maridos y hermanos, los que despreciando sus vidas y sin pararse un momento ante el peligro que corrían, y burlándose de aquellos mares que en continua rompiente les amenazaba cebarse en sus vidas, pues que iban a arrancar su presa, consiguieron salvar toda la tripulación, viniendo dos lanchas al muelle de Portugalete y la tercera a las Arenas, por parecerles más prudente, en donde desembarcaron el resto de la tripulación, componiéndose ésta en su total de 19 individuos y el práctico, siendo diez de éstos trasladados a una casa donde se les tenía preparada cena y camas; los restantes quedaron en las Arenas. No bien trascurrirían tres horas de que el último de los náufragos puso el pie en tierra, cuando el buque desapareció en pedazos.

 Medalla Salvamento de Náufragos reverso.

Adjuntas remito a V. E. las listas de los individuos que tripularon las lanchas, a quienes en presencia de los individuos de esta Junta, se les ha entregado 40 pesetas a cada uno de los individuos que tripulaban las dos primeras, y 20 a cada uno de la tercera; no incluyendo en lista á D. Celestino García, Ayudante del Piloto mayor, y D. Timoteo Calvo que fueron en las dos primeras, este último persona distinguida de esta localidad, que guiado de sus sentimientos humanitarios, como asimismo el citado .García, no tuvieron inconveniente en correr la misma suerte que los bravos marinos que tripulaban dichas lanchas, mereciendo ambos como todos los demás, la recompensa a que tan justamente se han hecho acreedores, advirtiendo que estos dos señores no han admitido gratificación alguna, Lo que tengo el honor de poner en conocimiento de V. E, para su satisfacción y la de esa Junta Central que tan dignamente preside.—Dios guarde á V, E, muchos años.

Portugalete 23 de Febrero de 1883.

El Presidente.

Pablo de Carranza,

Excelentísimo Sr. Presidente de la Sociedad Española de Salvamento de náufragos.”

Remolcador a paletas "Volador" nave que prestaba servicio en el momento de perderse el barco

"Laura Gillies"

Después de leída la misiva, se aprueba la entrega de los premios en metálico otorgados por la Junta jarrillera, concediéndose así mismo dos Medallas de plata y 35 de bronce a los tripulantes de las lanchas salvadoras, enviando un voto de agradecimiento a Segundo Iturriaga por su implicación en este suceso.

La cantidad entregada en metálico ascendió a 1.320 pesetas que se repartió entre los marinos. 

El “Laura Gillies” era un barco construido por Schlesinger, Davis& Co de Newcastle en el año 1872. 

Tenía una eslora 215,00 pies ingleses, una manga 30,60 pies, un puntal   17,30 pies, siendo alimentado con una máquina de vapor de 98 caballos de potencia.

El armador era en el año 1883 W.E. Kirby de Newcastle.

Tres días después de producirse este suceso, el Periódico “El Noticiero Bilbaínopublicaba en su página 2 el agradecimiento del capitán del “Laura Gillies, tanto en su nombre como el de su tripulación: “a todos los que contribuyeron a su salvamento, así como por las atenciones que se les prodigaron cuando llegaron a tierra”.

Indicar, que los patrones de las tres lanchas protagonistas del salvamento de los ocupantes del buque británico fueron Valentín Córdoba, Vicente de Piñaga y Tomás de la Arena.

Meses después de este suceso (11 de diciembre de 1883), el barco inglés “Isle of Bute” colisiona con su popa con los restos del “Laura Gillies” que se encontraban en la zona, concretamente con la proa del barco hundido.

 Noticia del fallecimiento del Capitán portugalujo Julián Salazar y Garaigorta.

La parte de popa queda desgajada del resto de la embarcación, formándose nuevamente un grupo de marinos que acuden al socorro de la tripulación del barco siniestrado. Al frente de los mismos se encuentra el marino portugalujo Julián de Salazar y Garaigorta, embarcando en una de las tres lanchas que parten al recate de la tripulación del barco inglés.

Se logra salvar a los 19 tripulantes del “Isle of Bute” conociéndose la identidad de algunos de los rescatadores, siendo estos el citado Julián Salazar, Gabriel Egusquiza, Sebastián Urquijo y Tomás Larena.


Remolcador a paletas acompañando a un barco tras construirse el Muelle de Hierro de Portugalete.

Por este salvamento a Julián de Salazar, se le otorga la medalla de oro de la Sociedad de Salvamento de Náufragos, la medalla de plata a Gabriel Egusquiza y la medalla de bronce a cada uno de los remeros de las lanchas que participan en el salvamento.

Tras estos naufragios, y por desgracia, se produjeron bastantes más, disminuyendo el número de estos tras la construcción del Muelle de Hierro de Portugalete.

 

A.P.T.

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