jueves, 16 de mayo de 2024

LA SEÑALIZACIÓN DE LOS NAUFRAGIOS EN LOS PLANOS DE EVARISTO CHURRUCA

Plano de 1879 en el que se puede apreciar dibujado donde se encontraban los restos del "Rita" hundido en la zona años antes.

Como ya he comentado en varias entradas de este blog, hasta la construcción del Muelle de Hierro, obra de Evaristo Churruca, los naufragios de todo tipo eran la tónica frecuente en la entrada y la salida al abra.

Las pérdidas materiales y humanas se podían contar por miles a lo largo de la historia, algo que disminuye de manera sobresaliente tras la finalización de los trabajos del muelle y encauzamiento de la ría.

Churruca era, sin lugar a dudas, un gran ingeniero que se encargó, no solo de eliminar para siempre la tan temida barra de arena, sino que también limpio el recorrido fluvial de cualquier obstáculo, natural o artificial, que pudiera dificultar la libre navegación por todo el recorrido navegable hasta los diferentes muelles de carga y descarga.

Una de las labores que se toman con mucha importancia por parte de Churruca y su equipo es la eliminación de los restos de los pecios que se encontraban esparcidos por la entrada y bocana de la ría.

De la eliminación de estos restos nacen diferentes negocios. Desde las sociedades que se encargaban de comprar y retirar de las aguas lo que quedaba de los barcos hundidos, fuese carga aprovechable o partes de las máquinas y enseres para su posterior venta, hasta los oficios que daban soporte a trabajos de submarinismo, inmersión y rescate.

Generalmente, las obras comenzaban con la retirada de los mástiles, chimeneas y puente de mando si estos sobresalían de las aguas o se encontraban a poca profundidad, algo que, de no ser retirados, podían provocar que otros barcos llegaran a colisionar con estos restos ocasionando nuevos naufragios.   

Plano de 1883 donde se aprecian señalados los restos del "Rita" el "Volga" y el "Tartesus".

Finalizados estos trabajos, los restos del casco que permanecían en el fondo de las aguas se volaban con dinamita, retirando los más voluminosos, dejándose los que por su tamaño no pudieran provocar peligro de ningún tipo a la navegación.

Una de las primeras labores dentro de este proceso se produce en 1877. En un informe de ese año se indica como los restos del vapor “Portugalete” se hallaban sumergidos y abandonado en la entrada del canal de la ría, Lo que quedaba de este pecio era el casco, siendo en esas fechas un importante impedimento a la navegación de aquella parte del recorrido fluvial.

Tras publicitarse en la prensa el concurso en el que se indicaban las condiciones y la cantidad monetaria (1.500 pesetas) a sufragar a la empresa interesada en la retirada de estos, la adjudicataria cumple fielmente con lo suscrito. Se retiran los restos más aprovechables del “Portugalete” siendo posteriormente vendidos.

Según las Ordenanzas de Marina “compete al dueño ó armador del buque que vaya a pique donde pueda perjudicar a los puertos, proceder a su extracción”, algo que no había sucedido en este caso desde el naufragio del “Portugalete”. Tras la finalización de esta labor, se procede a la voladura de los más voluminosos remitiéndose la factura de todos los trabajos a los armadores del vapor, compañía que se había desentendido de los mismos desde el momento de producirse su naufragio.

En similares circunstancias se encontraban los restos del vapor “Labernock” un barco que se había a pique en el canal de la benedicta y que el casco tuvo que ser destruido con dinamita, teniendo un costo de más de 3.000 pesetas del momento que también fueron reclamadas a la empresa propietaria de la nave.

Plano de 1888 en el que se aprecian los restos del vapor "Westhern".

En varios de los planos que realiza Churruca, antes y durante la construcción del Muelle de Hierro, este plasma en estos documentos el lugar geográfico donde habían embarrancado algunas naves hasta esas fechas y donde se encontraban sus restos en esos momentos.

Las primeras representaciones se encuentran en los últimos años de la década de los 70 del siglo XIX. En 1879 ya aparece representado el lugar donde se encontraba el “Rita”, un barco hundido en 1863 y que sus restos no habían sido retirados del lugar en esas fechas.

En 1882 y 1883 aparecen nuevamente representados los restos del “Rita”, y en el mismo documento los del “Volga” y el “Tartesus”, este último hundido junto al Muelle de la Benedicta.

En otra de las cartas (esta fechada en 1888) se puede observar cómo se encuentran señalados los restos del vapor “Westhern” nave que había naufragado frente a Portugalete el mes de mayo de ese mismo año. Los pecios señalados años antes, tras ser retirados de las aguas, ya no se especifican en este nuevo documento.

Tras la retirada de los restos de estos pecios, en las siguientes cartas náuticas que se editan posteriormente a estas fechas no vuelven aparecer señalados. Tampoco aparece ningún otro vestigio de la presencia en las aguas de barcos hundidos por lo que se supone que esta circunstancia se encontraba subsanada, bien retirando los mismos de manera inmediata o volando estos con dinamita, permitiendo de este modo la libre navegación por toda la zona marítima de la entrada y salida del Nervión.

Estos documentos son una muestra de las escasas pruebas gráficas de la señalización y localización de barcos hundidos en nuestra zona.

A.P.T.