domingo, 31 de mayo de 2009

VELAS POR LA RIA.

Este pasado viernes mientras me encontraba en las inmediaciones del Hotel Puente Vizcaya, vi pasar un barco de vela, ría arriba, el cual me recordó mucho a una embarcación parecida fotografiada aproximadamente en el mismo lugar un siglo antes.
Cuando llegue a mi domicilio comencé a buscar la fotografía de la embarcación de principios de siglo XX y tal como recordaba, las dos embarcaciones con más de un siglo de distancia entre la toma de una instantánea de la otra, se parecen notablemente.
Junto a estas líneas inserto las dos imágenes para que sean contempladas por las personas que de forma habitual visitan este blog y que a pesar de los años de distancia y la evolución del paisaje, la ría continua hoy facilitándonos momentos inolvidables cada vez que un barco surca sus aguas.

viernes, 29 de mayo de 2009

PORTUGALETE F.C.

En estos momentos en los que el Portugalete Futbol Club se encuentra en pleno proceso para ascender de categoría y existe un trabajo muy avanzado por parte de varios investigadores sobre la historia de este club centenario, traigo en esta ocasión al Blog una imagen de nuestro club de futbol fechada con anterioridad a 1928.
La fotografía está tomada de un libro sobre el futbol catalán la cual me ha sido facilitada por un buen amigo portugalujo en el que en uno de sus capítulos se hace un escueto recorrido por otros clubs que se encontraban en esos momentos fuera del ámbito geográfico catalán.
La instantánea, de marcado sabor añejo, es toda una muestra de la vestimenta deportiva del momento, algo que ha evolucionado considerablemente a lo largo de todos estos años.

miércoles, 27 de mayo de 2009

IMAGENES ANTIGUAS DE PORTUGALETE


Tal como comente en la entrada anterior cuando algunos allegados me solicitaban la inclusión de imágenes antiguas de la localidad para poder bajárselas y tenerlas en sus ordenadores, en esta nueva entrada y a petición de estos, inserto una pequeña muestra de imágenes de Portugalete de principios del siglo XX. Las mismas recogen distintos rincones de Portugalete, desde la playa, el paseo por el muelle Churruca o la plaza y el muelle viejo.


Todas ellas conservan un romántico sabor añejo recogiendo momentos de la vida cotidiana de una localidad que evoluciona constantemente día a día, espero que todas ellas gusten y que colocándolas en este blog puedan estar al alcance de cualquier persona que visite el mismo.



Hasta la próxima.





martes, 26 de mayo de 2009

PORTUGALETE 1910.

Para celebrar las 5.000 visitas de este blog inserto una imagen de la zona más emblemática de Portugalete, el muelle viejo, una de las zonas que dio vida al núcleo fundacional y que más arraigado tiene el sentimiento jarrillero.
Espero que guste la imagen y en próximas entradas insertaré más imágenes antiguas, algo que me demandan con frecuencia personas cercanas.
Gracias a todos los que seguís el blog, los de aquí y los de fuera, los que lo veis y lo citáis y los que no lo veis y no lo citáis, a todos, gracias .

Piloto Mayor de la Barra.

DESCENDIENTES DE LA VILLA. ENRIQUE DE IBARRETA UHAGÓN.

Continuando con la serie de personajes que han destacado en parcelas de su vida y sin ser nacidos en Portugalete sus orígenes familiares están íntimamente relacionados con la localidad jarrillera, traigo en esta ocasión diversos datos de la vida de Enrique de Ibarreta, aventurero y explorador nacido en Bilbao hijo de la portugaluja Isabel de Uhagón , el cual tuvo una vida muy azarosa muriendo durante una expedición por el continente americano .
Sobre este aventurero existen diversas informaciones en páginas de internet, apareciendo al final de esta entrada varias direcciones donde se puede obtener informaciones y datos que pueden completar su biografía.
Los datos que aquí se reproducen están sacados del Magazine del diario el Mundo del año 2005, fecha en la que aparece un libro de José Antonio Díaz dedicado a la figura de este explorador, libro interesante y completo, siendo el autor del artículo que aquí se reproduce.
El aventurero vasco que devoraron los indios Pedro Enrique Ibarreta Uhagón (1859-1898), un singular aventurero que se adentró en la Sudamérica más salvaje.

Constructor de ferrocarriles en el Chaco argentino. Buscador de oro en Bolivia. Cazador de hombres en la Guerra de Cuba y, al fin, cadáver abandonado a la voracidad de los hombres y las fieras en los infectos pantanales del Pilcomayo, que nace en las selvas de Paraguay. Ése fue Pedro Enrique de Ibarreta Uhagón, el último gran explorador español, de quien ahora se publica una biografía.

Por José Antonio Díaz.

Bilbao, 1859. En el seno de una ilustre familia burguesa con ansias de nobleza nace un niño al que sus padres ponen por nombre Pedro Enrique Joaquín Manuel Ibarreta Uhagón. Su progenitor es un reputado ingeniero, dos de sus tíos ocupan posiciones preeminentes en el Banco Español de San Fernando (antecedente directo del actual Banco de España) y el Banco de Bilbao, y su padrino no es otro que don Pedro Francisco Goossens y Ponce de León, secretario de Isabel II. Dinero y prestigio no faltaban en casa del joven Enrique, que tras cursar sus primeros estudios en Bilbao, gustaba de pasar las tardes de su infancia correteando por los campos y bañándose en la ría del Nervión. De aquellas relajadas jornadas de 1871 datan nuestras primeras noticias sobre el carácter del futuro explorador. Por los escritos de sus coetáneos sabemos que Ibarreta era una especie de audaz pillo sin miedo, una fuerza de la naturaleza que, pese a sus pocos años, parecía no temer a nada ni a nadie. Por desgracia, la placidez de su infancia iba a verse interrumpida por el estallido de la III Guerra Carlista (1872-1876). Tras aguantar casi un año de asedio en aquel Bilbao martirizado por la caída de las bombas, un tiempo en el que la gente se protegía bajando a vivir a los sótanos y cubriendo las ventanas con cueros de vaca y sacos terreros, don Adolfo de Ibarreta decidió sacar a su mujer y a sus hijos de aquel infierno de cascotes y metralla. De común acuerdo con otras familias, y con el beneplácito de su cuñado don Felipe de Uhagón, por entonces alcalde de la Villa, fletaron un remolcador con casco de hierro, el San Nicolás. Mont de Marsan (sur de Francia) primero y Londres después fueron testigos de las nuevas experiencias que habría de afrontar el joven en los tres años siguientes. Estudiar, aprender francés e inglés y manejar la espada con soltura parecen haber sido sus principales obligaciones. Y meterse en líos.



A comienzos de 1876, volvió a Bilbao, instalándose en el palacete de estilo francés de su familia. Dos años más tarde, su padre pensó que tal vez la milicia atemperase el fuerte carácter de Pedro Enrique, de ahí que le hiciera ingresar en la Escuela de Ingenieros de Guadalajara. Entrar por una puerta y salir por otra. Ese podría ser el rápido resumen de la fugaz vida castrense de aquel joven ciclón, dado que apenas aguantó 10 meses con el uniforme puesto. Cuentan que era la viva imagen del arrojo y la temeridad, pero también de la indisciplina. Pero había algo que no soportaba: que ofendieran a los más débiles o que se burlaran de él. Fue por eso por lo que se enzarzó en un duelo a pistola en el que resultó herido. Un duelo que selló su destino, pues a raíz de aquel incidente y quizás forzado por su padre, Pedro Enrique pidió la baja en la Academia. Como para muchos otros vascos, la emigración a América pareció ser su tabla de salvación, puesto que entre los suyos no encontraba acomodo. En 1893 viajó a la República Argentina, viviendo en Buenos Aires, Rosario y Córdoba, ciudad esta en la que desempeñó el cargo de vicecónsul de España al tiempo que conseguía el título de Ingeniero Geógrafo en su Universidad. La Argentina de aquel entonces era un vasto país despoblado, de ahí que el general Julio Argentino Roca, presidente de la República, enviase comisiones al lejano Oeste americano en busca de maestras y de vaqueros acostumbrados a la dura vida del campo. La misma a la que rápidamente se acostumbró Ibarreta como tantos otros de los llamados “gauchos vascos”. Trabajando para Casado del Alisal –palentino que construyó el ferrocarril que unía La Candelaria con Rosario– se dedicó a explorar 500 kilómetros cuadrados del Chaco argentino, una llanura inmensa plagada de bosques áridos, selvas y pantanos, un espacio salvaje de indiadas errantes y en el que vivían yacarés, vampiros, monos aulladores, cérvidos, jaguares, pumas y más de cien especies de víboras y serpientes. Atacado por un jaguar. Realizando mediciones topográficas y cartografiando el terreno para la futura construcción de un ferrocarril, Ibarreta estuvo a punto de morir bajo las garras de un jaguar. Lejos de arredrarse y terminado su trabajo, convenció a sus compañeros para cruzar el Chaco de Este a Oeste. Nunca lo hizo. Perdidos y sin alimentos, comidos por los insectos y acosados por los indios, vagaron durante ocho meses por aquellas inmensas soledades. En Santa Fe y España se celebraron solemnes funerales por su alma, y mientras su familia vestía luto, él salió de la nada, como escupido por la selva. Buscando oro y aventuras, se sumergió en la selvática frontera entre el Brasil y Paraguay. Ahora fueron las pirañas las que estuvieron a punto de acabar con su vida. Enfermo a causa de las picaduras de los insectos, volvió a España para recuperarse. Estando aquí estalló la Guerra de Cuba. Profundamente patriota, pospuso sus futuras exploraciones americanas para combatir en aquella isla. Tras equipar una guerrilla pagada de su propio bolsillo, se dedicó a cazar hombres durante año y medio. En 1897 le encontramos de nuevo en la Argentina. Inquieto como siempre, decidió buscar oro en Bolivia. Vagabundeó sin fortuna por la serranía de Jujuy, en los mismos parajes y lugares en los que, diez años después, habrían de encontrar la muerte dos célebres forajidos americanos: Butch Cassidy y Sundance Kid.


Pero el oro se le resistía y ante este nuevo fracaso decidió encarar un viejo proyecto: explorar el temible río Pilcomayo. Era un río salvaje, tenebroso y de mala fama, trasunto americano del oscuro y abominable Congo que pinta Conrad en El corazón de las tinieblas. Los indios le llamaban Pilcu-Mayu o río de los Pájaros. Intentando su navegación habían muerto un buen puñado de hombres, extremo que no arredró a Ibarreta. Los que le querían bien intentaron disuadirle, pero fue en vano. Tras construir dos chalanas sin proa ni popa, cajones cuadrados con troneras que impedían la navegación de vuelta atrás en caso de que pintasen mal las cosas, partió de Colonia Crevaux un 23 de junio de 1898. “Mi expedición es, en chico, a lo Hernán Cortés: no puede materialmente retroceder”, decía en la carta de despedida que envió a uno de sus amigos. Junto a Ibarreta viajaban su compadre, el aragonés Martín Beltrán, y ocho peones, añadiéndoseles a última hora un joven llamado Manuel Díaz y dos indias tobas que les sirvieron de intérpretes en las primeras jornadas de navegación. Lo que aconteció de allí en adelante cabe en una palabra: desastre. Fuertemente armados con rifles Winchester, pistolas y bombas de dinamita, los exploradores descendieron el Pilcomayo enfrentándose a una naturaleza hostil. Crecidas, tormentas, sed y hambre fueron sus principales enemigos. También se enfrentaron a los indios, pero sin derramar sangre: bastó con utilizar cohetes de feria y voladores para amedrentarles y mantenerles alejados. Luego, el río comenzó a asesinarlos. Los testimonios de exploradores anteriores hablan del Pilcomayo como de un río cruel. Las chalanas quedaron embarrancadas en una zona pantanosa. No había agua para seguir navegando, ni tampoco comida, dado que los exploradores hacía tiempo que se habían comido a los dos perros de la expedición. A la desesperada, Ibarreta mandó a sus hombres en busca de socorro. Él, testarudo, se quedó en las chalanas con un peón enfermo de malaria y el niño Díaz.


De lo que aconteció después, tenemos noticia por los dos únicos supervivientes de aquella expedición, los peones Florentino Leiva y Rómulo Giráldez. Contaron como durante tres meses vagaron perdidos por el Chaco. Sin comida, sin agua y sin ropa, víctimas de la debilidad y las diarreas, sus compañeros fueron muriendo uno tras otro. Ellos se salvaron de pura casualidad, tras encontrarse con los indios “mansos” de una misión anglicana. Para entonces ya habían comenzado a llegar rumores que decían que Ibarreta y sus compañeros habían muerto a manos de los indios, temiéndose que hubieran sido asesinados por los tobas, que tenían como costumbre decapitar y comerse a sus víctimas. En socorro de Ibarreta partieron numerosas expediciones militares, que al no encontrar los restos del explorador y sus compañeros, aprovecharon la ocasión para matar indios, cuando no para capturarlos y venderlos para su exhibición en circos europeos. Finalmente fue un millonario masón argentino, don Juan Canter, quien sufragó los gastos de la expedición que recuperó los huesos de Ibarreta. Carmelo de Uriarte, amigo del explorador, y un buhonero asturiano amigo de los indios, José Fernández Cancio, dieron con sus restos y erigieron una cruz en el lugar donde le mataron a golpes de macana. Luego, la vegetación y el olvido sepultaron su tumba. Fue Baroja y sobre todo Blasco Ibáñez quien 10 años más tarde, en Argentina y sus grandezas, le calificó de “caballero andante de la geografía, paladín sin miedo y sin tacha de la ciencia, varón de heroicas acciones, cuyas hazañas hacen recordar a los hombres de los primeros años del Descubrimiento”.
“Ibarreta, el último explorador. Tragedia y muerte en su expedición por el río Pilcomayo” (Miraguano Ediciones), de José Antonio Díaz, acaba de ser publicado. 304 páginas. 26 euros.

http://www.elmundo.es/magazine/2005/279/1106854345.html

viernes, 22 de mayo de 2009

AGUA DE LA CANILLA

Como ya comenté en la entrada dedicada al coleccionismo relacionado con Portugalete y dentro del apartado de las etiquetas de licores, me faltaba de insertar una que se había traspapelado. Pues bien, encontrada la misma en esta nueva entrada inserto la imagen de esta la cual apareció en una botella de cava que fue repartida por el consistorio jarrillero a sus trabajadores dentro de la cesta de navidad hace ya unas décadas.

LAS FIESTAS DE PORTUGALETE EN EL SIGLO XIX.

Continuando con la temática de las fiestas en Portugalete, en esta ocasión traigo al blog una referencia aparecida en la publicación Gil Blas de fecha 21 de Junio de 1868, un año antes del primer programa de fiestas que se conserva en el archivo histórico de nuestra localidad.
Como se puede ver en la imagen que se muestra de esta publicación, la publicidad da cuenta de la inauguración de la Fonda de los Vapores, establecimiento situado junto a la ría, la cual cuenta con “vistas deliciosas, habitaciones con lujo, magníficos comedores, comidas abundantes, esmerado y económico trato para las familias, proximidad a la playa” etc.

En el apartado referente a las fiestas en los periodos estivales, el anuncio indica, “los regateos, cucañas, bailes que el ayuntamiento de Portugalete da en obsequio de los forasteros, todo contribuye a hacer más divertida la temporada de verano”.
A tenor de lo expuesto se demuestra de manera clara la importancia de las fiestas de Portugalete dentro del calendario vacacional de la época y la posible celebración de regatas de embarcaciones de pesca mucho antes de lo que hasta la fecha se suponía.
Una curiosa referencia no publicada en otros trabajos referentes a nuestra localidad hasta el momento.
Espero que guste.

LOS OTROS PROGRAMAS DE FIESTAS

Como ya comente hace pasados meses cuando inserte la colección de programas oficiales de fiestas que poseo, de la existencia de los otros programas, los que se daban y publicitaban tras la guerra civil para celebrar los que los vencedores en la contienda denominaban “Fiestas de la Liberación”.


Tras la toma de la villa por las tropas nacionales el 22 de Junio de 1937, se comenzó a festejar de manera oficial el aniversario de esta fecha, siempre dentro de las connotaciones ideológicas de los vencedores además de la ostentación pública de la parafernalia y vestimenta en los actos de los uniformes oficiales.

Las fiestas se componían de diversos actos en diferentes días. Por ejemplo las fiestas comenzaban días antes del aniversario con “animadas romerías amenizadas por la Banda Municipal de Música y Altavoces”, pasando días posteriores a “misas en la basílica a la que asistirán el Ayuntamiento en Corporación y Jerarquías del Movimiento”, pasando a celebrarse tras la finalización del acto religioso un “selecto concierto por la Banda Municipal” dedicándose la tarde noche a romerías. Los días 21 de Junio se solía celebrar un Te-Deum por la liberación estando dedicado el 22 a actos en los que participaban comparsas de Gigantes y Cabezudos que recorrían las calles de la villa además de bailables en la Plaza del Generalísimo. Ese día se distribuían comidas especiales en los Comedores de los Pobres, Hogar Infantil y Auxilio Social.


Las celebraciones de manera general se componían de los actos descritos, reduciéndose con el tiempo las fiestas dedicados a este aniversario reforzando otros festejos como los de San Juan y San Pedro.



Junto a estas líneas acerco diversas portadas de los programas de estos actos que se celebraron en Portugalete durante varios lustros.


miércoles, 20 de mayo de 2009

DESCENDIENTES DE LA VILLA. LAUREANO DE JADO


Uno de esos descendientes de portugalujos que tuvieron una especial importancia en la época que le toco vivir, es Laureano de Jado, mecenas de la cultura y las artes e importante hombre de negocios que financió gran número de obras sociales como el Hospital de Basurto o el centro sanitario de Gorliz. A su memoria están dedicados la Plaza Jado en Bilbao, unas escuelas en Erandio así como un centro educativo en Munguía



Laureano de Jado nació en Bilbao en 1843 siendo descendiente de la portugaluja Marcelina de Jado y Goenaga y José María de Ajeo y Arteaga, más concretamente del hijo de estos, el portugalujo José María de Ajeo y Jado, portugalujo nacido en 1789 el cual emigra a América obteniendo diversos cargos de responsabilidad en las colonias entro los que destaca la alcaldía de la ciudad de Acapulco en México. De este personaje hay una completa biografía en el blog de Goio Bañales así como en otras publicaciones dedicadas a diferentes indianos de origen vasco. Al final de esta entrada inserto el enlace para poder leer con detenimiento este artículo.



Continuando con Laureano indicar que al mismo se debe el nacimiento del actual Museo de Bellas Artes bilbaíno tras la donación de más de cien cuadros a principios del siglo XX a esta institución, logrando de esta manera la inauguración de este centro artístico en 1914. En esta institución a parte de la donación de fondos y de gran parte de su pinacoteca privada, ejerció diversos cargos recabando información del funcionamiento de otros museos de características parecidas así como la intermediación ante diversas instituciones para la donación de fondos para el mantenimiento del museo.


Parte de la donación de Jado se compuso de los cuadros: “Retrato del poeta Moratín” de Goya, “La visita inoportuna” de Fernando Zamacois o el “Retrato de Felipe IV” de Velázquez.



En la localidad de Erandio, aparte de la donación para la realización de unas escuelas cediendo una casa de campo en la zona del Desierto así como unos terrenos colindantes que fueron administrados por los Hermanos Maristas, pasando a la propiedad definitiva de este municipio tras la muerte de Laureano, donó los caseríos Tartanga, Artechueta, Goicoechea, etc. Este municipio ha dedicado no hace muchas fechas una escultura a este filántropo que se encuentra colocada, a tamaño natural, en una de las calles de esta localidad.

Para la ilustración de esta entrada traigo aparte de un retrato de Laureano de Jado, la imagen de su escultura en la localidad de Erandio y uno de los cuadros donados por este al museo bilbaíno, una nutrida colección de cartas y documentos relativos a su antepasado José María de Ajeo y Jado en las que relata algunas de sus vivencias además de reclamar diferentes cargos en la administración de las colonias.
Si bien como ya digo, en el blog de Goio hay una completa biografía de este antecesor de Laureano, hasta la fecha no se habían reproducido esta documentación en ningún blog o publicación relacionada con Portugalete.

miércoles, 13 de mayo de 2009

PORTUGALETE EN BOLIVIA (3)


Continuando con la población minera boliviana llamada Portugalete, en esta ocasión traigo a este blog una serie de imágenes del citado paraje. Una de ellas data de finales del siglo XIX mientras la otra es una imagen muy conocida de cómo se encuentra la localidad en estos momentos. La más antigua de las dos que inserto data de 1894 y puede apreciarse la población ya en una etapa no muy floreciente a tenor del estado de las viviendas que se observan en la misma, estado que ha perdurado en la fisonomía de la localidad tal como se observa en la segunda.

Así mismo, y como ya se citaba en la entrada anterior cuando citaba a algunos de los propietarios de este importante centro minero boliviano, también acerco el retrato de uno de sus propietarios en el pasado, Gregorio Pacheco Leyes, ex presidente del país sudamericano entre los años 1884 y 1888.


Pacheco había nacido en el seno de una familia humilde en una zona próxima a Portugalete, concretamente en la localidad de Livilivi en Sud Chichas en el departamento de Potosí el 4 de Julio de 1823. Al parecer estudió contabilidad y viajo a Europa junto con un primo regresando nuevamente a Potosí donde se introduce en los negocios mineros. Llega a hacer fortuna financiando algunas de las obras mas importantes de la región, destacar la donación de fondos para levantar un manicomio en Sucre. En vida fue fundador del Partido Demócrata de Bolivia llegando a la presidencia de la nación, periodo en los que instala la luz eléctrica y el telégrafo. Importante industrial fue propietario de un gran número de minas de la zona de Potosí. Falleció el 20 de Agosto de 1899 en su residencia de Tatasi de Potosí.

martes, 12 de mayo de 2009

PORTUGALETE DE BOLIVIA (2)


Sobre las poblaciones de nombre Portugalete que existen en otras partes del mundo no han llegado excesivas noticias hasta nosotros, bien por la lejanía de estos lugares, el desconocimiento o la falta de interés de las personas que se han dedicado a divulgar la historia de la villa.
Sin embargo, localidades como el Portugalete de Bolivia, núcleo minero de gran importancia en este país durante siglos, aparece en gran número de libros y documentos en el que se describe su riqueza, habitantes e incluso su flora y fauna, algunas de características singulares que solo se dan en este terreno.


Consultando estos trabajos podemos tener conocimiento de la vida de algunos de los propietarios de las minas que se encuentran en esta población, las propiedades del mineral que se obtiene del subsuelo en esta zona o la riqueza e historia de esta localidad durante muchos años. Así mismo en esta población han nacido destacados personajes de la letras bolivianas que han sabido llevar al papel sus vivencias en este particular Portugalete montañoso.


La bibliografía que se puede consultar es muy amplia y extensa pudiéndose consultar algunos de estos trabajos en la red.
En esta ocasión traigo al blog una serie de publicaciones, la mayor parte del Siglo XIX en las que se pueden consultar datos de este Portugalete así como facilitan pistas para poder consultar otros en distintos libros impresos.
Espero que gusten, un cordial saludo y hasta la próxima.