El pasado domingo,
el diario El Correo publicaba un reportaje firmado por la periodista Leire
Fernandez, en el que acercaba la experiencia personal del portugalujo Urtzi
Terroba en diferentes países.
Siempre resulta
gratificante poder conocer las andanzas y proyectos de un convecino y más
cuando realizan en países tan alejados de nuestra villa, en condiciones y
culturas diferentes.
Como me ha parecido
de interés las vicisitudes que se acercan en este trabajo sobre el portugalujo
Urtzi Terroba, en la entrada de hoy reproduzco la citada entrevista indicando
el medio en el que se ha publicado, la autora, así como insertando un enlace al
formato original para todos aquellos que quieran leerla en su formato original.
Espero que la misma
guste y hasta la próxima.
«Merece la pena emprender y trabajar para uno mismo»
Urtzi Terroba, emprendedor en Guatemala, lleva diez años
viviendo en diferentes países. Ha colaborado en la creación de tres empresas.
Con 20 años y recién terminados sus estudios de Comercio
Internacional en la Cámara de Comercio, Urtzi Terroba decidió que tomarse un
año sabático para conocer mundo era lo que más le convenía en ese momento y se
lanzó a la aventura acompañado de su hermano Ekain, que acababa de terminar el
Bachiller. «Pasamos ocho meses recorriendo una veintena de países y aquello
cambió nuestras vidas para siempre», afirma.
Tras aquella experiencia, su hermano volvió a Portugalete
para estudiar Administración y Dirección de Empresas en Sarriko, y él se dedicó
a seguir «recorriendo mundo, aunque de una manera más pausada, estableciéndome
en diferentes países y continentes, y descubriendo otros modos de ver la vida y
viviendo experiencias increíbles», explica. «Creo que la vida de expatriado
engancha en cierto modo. Además, le doy mucha importancia al clima, y para mí
vivir todo el año en un clima cálido es un lujo», reconoce.
Tras pasar por Inglaterra, Singapur, Suecia, Argentina y
Panamá, en la actualidad vive en Guatemala, donde ha creado diferentes
empresas, una de ellas un negocio de software, Bsmooth, que está desarrollando
con otros cuatro socios. «Somos dos vascos -Leire, una bilbaína, y yo- y tres
chapines, guatemaltecos. Consiste en una plataforma en la nube para gestionar
actividades de una organización. Define y mejora roles, funciones...
facilitando también las certificaciones ISO de calidad, la mejora continua y
las auditorías de rendimiento», detalla Urtzi.
Montar un negocio en el extranjero.
Urtzi Terroba participa actualmente en tres proyectos:
BSmooth, Cafe8Coffee -primer licor de café de lujo fabricado en Colombia- y
Bioarroz, una iniciativa «muy potente» que tiene como objetivo «mejorar la
agricultura mundial, convirtiendo la cascarilla de arroz en fertilizante
orgánico de calidad». A este proyecto Urtzi llegó gracias a sus conocimientos
de inglés. «Necesitaban a alguien para presentarlo en Abu Dhabi que supiera
inglés y allí me fui. Como nos fue bien trabajando juntos decidí unirme como
socio».
Aunque él no ha participado en el proceso de creación de
estas empresas sí lo ha hecho con otras y sabe lo difícil que resulta. «En
Europa y Euskadi hay muchos programas de apoyo mientras que aquí aún no, aunque
es una tendencia que empieza a crecer en Latinoamérica. Es muy tedioso, pero
creo que merece la pena trabajar para uno mismo», expone.
Aunque lo está desarrollando en Guatemala, la idea es
asentarse en Panamá, primero, y en Europa, después. «Panamá es mi segunda casa.
Además, mi hermano vive allí, ya que se fue hace algo más de tres años a
trabajar como director comercial de una empresa de calzado mexicana, y siempre
que puedo me escapo», comenta.
«Una cárcel de oro»
En cuanto a la vida en Ciudad de Guatemala, este portugalujo
reconoce que es «muy rutinaria». «Entre semana trabajo de 9 a 5 y luego hago
algo de deporte y poco más. Salimos alguna vez a tomar algo o cenar, pero esta
ciudad no es precisamente el mejor lugar para vivir por su oferta de ocio y
sobre todo por la inseguridad», asevera. «Vivimos y trabajamos en una colonia
particular, como una urbanización con seguridad privada las 24 horas, por lo
que nos sentimos en una especie de cárcel de oro. Aunque lo tenemos todo para
vivir de manera cómoda, no gozamos de esa libertad de la que se disfruta en
otros países en los que puedes salir a pasear o andar tranquilos por la calle.
Hay que tomar siempre muchas precauciones, y esto nos limita mucho. Se echa de
menos salir de cañas con los amigos», lamenta Urtzi.
Sin embargo, los fines de semana todo cambia. «Aprovechamos
para ir a lugares como Antigua, el lago Atitlán, a la costa del Pacífico. Y ahí
es donde se aprecia el hecho de estar en este país. La ciudad tiene un clima
muy bueno y a dos horas en coche puedes irte a la playa y estar a treinta
grados disfrutando del calorcito o irte a la montaña a pasar fresquito. Y los
chapines son gente genial, abierta, súper amables y cordiales, y el país
(quitando la capital) es bastante seguro para el turista».
Las diferencias con respecto a Europa, Urtzi las aprecia
sobre todo en la desigualdad de clases. «Es brutal. Choca bastante para el que
está acostumbrado a vivir en Europa, y la clase media-alta y alta no se
relacionan mucho con el resto de la gente. Además, el transporte público por lo
general no es seguro, y el que puede viajar siempre en coche. Esto hace que el
tráfico sea terrible y que la ciudad no esté preparada para los peatones. Me
choca porque estoy acostumbrado a disfrutar de otros lugares diseñados para no
necesitar un coche como Suecia o Singapur. ¡Incluso Ciudad de Panamá es cada
vez más amigable para el peatón!», exclama.
Volver, de momento no se lo plantea. «Yo soy de calor, me
considero ‘vasco-tropical’, y creo que mi futuro está ligado a países cálidos,
aunque me encanta volver siempre que puedo y disfrutar de los amigos, la
familia, la comida y los lugares increíbles que tenemos en casa».
Montar un negocio en el extranjero.
Urtzi Terroba participa actualmenet en tres proyectos: BSmooth,
Cafe8Coffee -primer licor de café de lujo fabricado en Colombia- y Bioarroz,
una iniciativa «muy potente» que tiene como objetivo «mejorar la agricultura
mundial, convirtiendo la cascarilla de arroz en fertilizante orgánico de
calidad». A este proyecto Urtzi llegó gracias a sus conocimientos de inglés.
«Necesitaban a alguien para presentarlo en Abu Dhabi que supiera inglés y allí
me fui. Como nos fue bien trabajando juntos decidí unirme como socio».
Aunque él no ha participado en el proceso de creación de
estas empresas sí lo ha hecho con otras y sabe lo difícil que resulta. «En
Europa y Euskadi hay muchos programas de apoyo mientras que aquí aún no, aunque
es una tendencia que empieza a crecer en Latinoamérica. Es muy tedioso, pero
creo que merece la pena trabajar para uno mismo», expone.
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