Muchas de las novelas que se han publicado a lo largo de la historia han tenido un trasfondo real, una inspiración basada en sucesos o personajes reales que tras darles una mano de imaginación han llenado páginas de aventuras dispuestas a entretener a los lectores.
Uno de los novelistas más reconocidos del pasado siglo XX, Pío Baroja, plasmó en varias de sus novelas este tipo de acontecimientos llevándolos al papel después de darle su particular punto de vista y puesta en escena. Baroja publica en 1926 su primera novela de la trilogía “Novelas de nuestro tiempo” titulada “El Gran Torbellino del Mundo” un relato basado en las vivencias de un agente de una compañía naviera bilbaína.
Dentro de la trama y durante varias páginas, se describe la pérdida del vapor “Portugalete” barco que navegaba en el relato, bajo la bandera de la empresa del protagonista.
Baroja cita en varios de sus trabajos a nuestra localidad pero centrándonos en las referencias sobre el vapor “Portugalete” como ya cita en varias entradas dedicadas a las embarcaciones bautizadas con el nombre de nuestra villa editadas en este blog durante el pasado 2009, todas ellas tuvieron detrás personas que las dieron vida durante su existencia y servicio.
Vapores “Portugalete” existieron varios a lo largo de la historia navegando con distintos pabellones y bajo distintas nacionalidades. Los más celebres fueron el “Portugalete” de nacionalidad británica construido en 1877 en hierro con un peso de 586 toneladas y que tras una existencia no muy prolongada se perdió de forma definitiva el 21 de febrero de 1882 tras encallar contra unas rocas.
El segundo se construye como barco de carga por Palmer´s Shipbuilding & Iron Co. Ltd., de Newcastle en 1882 perdiéndose el 14 de mayo de 1901 tras encallar como su antecesor de nombre.
Finalmente el último de los mismos también fue construido en Gran Bretaña concretamente en Middlesbrough en 1907 perdiéndose como todos sus hermanos, tras encallar en las costas francesas el 8 de mayo de 1912. Este fue el único que navegó con pabellón nacional bajo la bandera de la compañía Sota y Aznar.
Naturalmente estas naves contaron con nutridas tripulaciones mandadas por capitanes que en la mayor parte de las ocasiones pasaban en la mar muchos años de sus vidas.
Uno de los capitanes que mandaron uno de los barcos “Portugalete” fue Thomas Charles Enos nacido en 1856 el cual pasó 58 años de su vida navegando por todos los mares en embarcaciones de pabellón británico, siendo el máximo responsable de uno de los “Portugalete” a finales del pasado siglo XIX.
Este capitán tuvo una vida repleta de aventuras siendo plasmadas muchas de ellas en la prensa del momento así como en varios libros náuticos que fueron dedicados a su persona.
Para ilustrar esta entrada inserto varias imágenes relacionadas con el texto, desde una imagen de Pío Baroja, la portada del libro “El Gran Torbellino del Mundo” hasta una imagen del barco de carga “Portugalete” de la compañía Sota y Aznar o la imagen del célebre Capitán británico Thomas Charles Enos.
Espero que la entrada guste y hasta la próxima.
1 comentario:
Me gustó algo el comienzo de la entrada, pero luego acabé totalmente defraudado; y es que esperaba mucho más. Tengo que añadir que uno mismo es un empedernido 'barojiano, unamuniano y cervantino' hasta la médula de sus huesos; me he "calzado" pacientemente, a lo largo de varios años, toda la obra del médico de Cestona que luego acabó de panadero en la tahona familiar madrileña; dicha obra la recomiendo para que sea leída por los que coleccionan libros con el fin de amueblar sus pisos. Ahora bien, el que salga en la obra citada un navío de vapor nombrado "Portugalete", y, después, el autor del blog nos enumere los vapores con el nombre del pueblo, me parece de una simpleza cultural baladí. Desde estas humildes líneas, y lo mismo que hice en el comentario dedicado a Roberto Arlt, el conocido escritor porteño, vuelvo a recordar al piloto que quizás lo mejor sería recomendar la obra a la que alude, y en general toda la obra del "impío don Pío". Esto ya no es historia jarrillera ni es nada... Qué manía tan recalcitrante con el topónimo Portugalete: como si no hubiera otras cosas más interesantes de que hablar.
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