miércoles, 7 de marzo de 2012

A LA MUJER TRABAJADORA


Sirva esta imagen como muestra de reconocimiento a todas las mujeres que durante generaciones han trabajado tanto en sus domicilios como fuera de ellos, siendo los verdaderos motores y columnas vertebrales de muchas familias, sobre todo las de las clases humildes.

La imagen no es de mucha calidad pero en la misma es fácilmente apreciable como una sirvienta lleva en brazos a un pequeño mientras acompaña a su señora y madre del niño, hasta su domicilio en la zona más acaudalada de la localidad, las viviendas ubicadas en el Muelle Churruca.

Durante muchos años, un número muy considerable de mujeres, sobre todo jóvenes, trabajaron en el servicio domestico de las viviendas de familias de renombre, de forma interna.

Alejadas de sus familias, trabajando 24 horas al día 6 días y ½ a la semana y con la responsabilidad que todo estuviera al gusto de sus señores, ganaban un jornal que en la mayoría de las ocasiones remitían casi en su totalidad a sostener a sus padres o hermanos pequeños alejados a cientos de kilómetros de las mismas.

La entrada de este año esta dedicada a todas ellas, por que su trabajo rara vez es reconocido, estando en la mayor parte de las ocasiones reservados los espacios históricos a los prohombres de la industria, la banca, la política o el comercio olvidándose de estas mujeres que en muchas ocasiones sacrificaban hasta su vida personal y afectiva por un trabajo, generalmente muy mal remunerado.

A todas ellas, mujeres de todas las generaciones y de todos los tiempos, os dedico estas líneas.

2 comentarios:

Teogalea dijo...

La mayoría de estas “mujeres” (¿por qué? no llamarlas señoras?) trabajaron en unas condiciones laborales muy precarias a cambio de unos salarios irrisorios y, lo que es peor, sin ningún tipo de seguro ni mutualidad que las amparase: si caían de baja no cobraban un duro; es más, estas contingencias no fueron óbice para que fueran tremendamente explotadas por sus “señores” y “señoritos” (si se les puede nombrar de esta manera). Uno mismo desde muy joven ha visto cruzar el puente colgante a miles de estas esforzadas señoras; y aún las sigue contemplado: solamente que ahora se trata de personal del mal llamado tercer mundo (¡como si acaso hubiera tantos mundos!).Todas estas féminas actuales, con una abnegación y los mismos cuatro cuartos de las antiguas señoras, siguen cocinando, planchando toneladas de ropa y quitando el tamo (por no decir la mierda, que queda poco fino) a las acaudaladas familias de la otra margen: la de los ricos. Y es que el puente colgante es la estructura que más físicamente une la margen de los millonarios con la de los más desfavorecidos en la absurda lotería de la vida; pero qué duda nos cabe que sigue siendo el mudo e impasible testigo de la gran diferencia de clases que vergonzosamente todavía se percibe; y más aún en unos tiempos en los que campea una tan escandalosa como mezquina crisis económica urdida por banqueros y especuladores, además, claro está, de los modernos Urdangarines: engominados y ‘glamourosos’: ídolos de masas, y otras plagas de especímenes que me da vergüenza nombrar. Y es que se trata de una crisis que estamos pagando los más desfavorecidos: los que día a día arrimamos el hombro, como todas las señoras de la entrada del blog, sencillamente para subsistir. Para concluir este comentario: vaya por delante mi total comprensión para las antiguas trabajadoras y mi total apoyo para las modernas.

Teogalea dijo...

Hola: Me dirijo al responsable del blog en relación con los dos últimos comentarios enviados;y es que al primero de faltaba un cierre de frase admirativa:(!).Por lo cual, de ser publicado, me gustaría que fuera este último.Le pido disculpas por las molestias que pudiea causarle al respecto, ¡y adelante con su magnífico blog!Saludos cordiales