La mayor parte de los
acontecimientos relevantes que han marcado el desarrollo portugalujo se
produjeron durante el último cuarto del siglo XIX.
La construcción del Muelle de
Hierro, sin lugar a dudas la obra más relevante para el mundo empresarial
vizcaíno, la llegada del ferrocarril a
Portugalete con lo que esa comunicación supuso para la villa o la construcción
del Puente Vizcaya, hoy en día Patrimonio de la Humanidad gracias al esfuerzo
de un importante grupo de especialistas tanto particulares como
institucionales, se han venido celebrando de distinta manera al cumplirse el
siglo de vida, el 125 aniversario u otras fechas que en un momento dado se
decide que puedan tener transcendencia en virtud a unos intereses políticos o
publicitarios.
Hace escasos días, los actuales
concesionarios del Puente Vizcaya han decido celebrar el 120 aniversario de su
inauguración, una fecha un tanto curiosa a la que han dado diversos contenidos
celebrados en la estructura del mismo así como en ambas márgenes de la ría.
El Puente Vizcaya fue desde su
construcción una obra emblemática de la arquitectura del momento, una novedosa
forma de comunicación que se materializa entre Portugalete y Las Arenas y que
varios ingenieros de otras nacionalidades ya habían proyectado en diferentes
trabajos en fechas anteriores a la construcción de esta colosal pieza de
ingeniería.
El proyecto de Palacio junto con
la pericia y la profesionalidad en la construcción de puentes colgantes de
Arnodin, daría como fruto una obra, que a lo largo de este siglo largo de su
existencia, ha sufrido una importante transformación, conservándose de la
primitiva construcción solo los pilares,
unas piezas traídas por mar desde los talleres de Arnodin en Francia, algo que
parecen desconocer periodistas y tertulianos que llegados estos acontecimientos
y celebraciones se dedican a explicar las excelencias del hierro vizcaíno
sacado de las minas del contorno, mineral con lo el que no se construyó el Puente Vizcaya.
Creo que las celebraciones tienen
que servir para conmemorar el esfuerzo en todos los aspectos que dieron como
fruto esta construcción, una obra que afianzó la presencia de Portugalete y Las
Arenas en los mapas y que gracias a ello, hoy en día se puede observar a gran
número de turistas de muchos países recorriendo nuestras calles.
Desgraciadamente no se ha
recordado ni a los anónimos trabajadores que participaron en levantar esta obra
ni a las personas que durante estos años han mantenido vivo el espíritu de este
puente , personas alejadas del mercantilismo empresarial que han visto en una
obra de ingeniería una forma de hacer negocio.
Se ha perdido la costumbre de
plasmar los acontecimientos o aniversarios que se celebran en pequeños libros o
publicaciones, algo que evitaría que dentro de unos años nadie se acuerde del
calendario de actos, las personas que participaron o alguna imagen o documento de
lo que en esas fechas aconteció.
Como pequeño grano de arena en
honor de esta obra arquitectónica inserto una imagen de la construcción del
Puente Vizcaya, una fotografía que no ha sido reproducida hasta este momento y
que forma parte de una extensa serie de imágenes de la villa realizadas en el
pasado siglo XIX.
Habitualmente no suelo poner
ningún tipo de marca en las imágenes que inserto para su difusión pública,
teniendo como objeto que todos los que visitan esta bitácora puedan tener
acceso libre a las mismas para utilizarlas de manera personal sin fines
lucrativos, es decir, que cualquier persona pueda tener su pequeño archivo para
ver cómo era Portugalete en el pasado. Sin embargo la utilización de manera
reiterada de las imágenes y contenidos de este blog para llenar páginas de webs
de otras organizaciones portugalujas sin citar la procedencia de los mismos y
su posterior difusión en publicaciones que se ponen a la venta, me han obligado
a insertar en esta imagen, así como en otras que aparecerán en un futuro, una
marca del archivo gráfico de este blog.
Tengo la completa seguridad que
de no aparecer esta marca, la imagen sería reproducida, como tantas otras que
han aparecido en este blog, sin citar la procedencia de la misma o atribuyendo
su origen a peregrinos donantes, mostrando nuevamente un claro desprecio al
esfuerzo y al trabajo ajeno, atribuyéndose como suyo unos méritos que no
corresponden nada más que a las personas que investigan y realizan trabajos
fruto de su esfuerzo personal, sin saltarse las normas establecidas así como
las éticas, mostrando a las claras como la forma de proceder estas personas se
encuentran en las antípodas de la filosofía que rige este blog.
Esta decisión la he comentado con
varios allegados, personas de las que valoro su opinión y habituales visitantes
de esta bitácora, siendo generalizado el
consejo de la inserción de la marca del blog.
Siento que esta imagen no se
pueda observar en su formato original, pero como comento en el párrafo
anterior, la responsabilidad solo es atribuible a los “listos” que se
benefician del trabajo ajeno.
En otro orden de cosas y
continuando con la temática del Puente Vizcaya, al final de esta entrada
inserto el enlace a través del cual se puede acceder al programa emitido la
pasada semana en ETB titulado “Puente Colgante. El Guardián de la Ría”, un gran
documental en el que el historiador Alberto Santana Ezquerra describe magníficamente,
tomando como nudo conductor al Puente Vizcaya, la historia de la zona en estos
120 años.
En este documental se pueden
apreciar una serie de imágenes de época en las que se ve tanto al puente como a
Portugalete en pasadas décadas.
Espero que la entrada guste y
hasta la próxima.
3 comentarios:
Buen artículo, y magnifica la referencia de los trabajadores y de todos aquellos que habéis hecho posible de una manera desinteresada, que el Puente Colgante sea una marca.
Estoy de acuerdo contigo que sin la aportación del señor Arnodin, hoy hablaríamos de otro Puente Colgante y que su nombre debiera estar unido al del señor Palacio.
Buen artículo, y magnifica la referencia de los trabajadores y de todos aquellos que habéis hecho posible de una manera desinteresada, que el Puente Colgante sea una marca.
Estoy de acuerdo contigo que sin la aportación del señor Arnodin, hoy hablaríamos de otro Puente Colgante y que su nombre debiera estar unido al del señor Palacio.
Muy bien y de acuerto con lo que pones
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