En la entrada anterior indicaba
como en la época en la que nuestro biografiado desempeñaba su trabajo, el
cementerio estaba dividido en dos partes, una para el común de los mortales de
la sociedad católica, una sociedad dirigida entre el clero local, los prohombres
de la villa y el resto de las fuerzas vivas (tenderos que portaban los pasos
procesionales en semana santa, beatas de congregaciones marianas y un pequeño
etcétera) y luego estaba el cementerio civil, en el que congregaban los
díscolos, personas de ideas avanzadas que habían acabado de manera personal con
la presión del clero y lo que ello representaba.
Entre los mismos, personas de la
talla de Juan José Conde Pelayo, sin lugar a dudas una de las personas más
avanzadas que conoció la villa de Portugalete, su yerno, el músico y actor José
Tejada, una referencia del mundo de la cultura del momento, personas de otras
confesiones religiosas, miembros de partidos u organizaciones de izquierda que
lo de rezar y obedecer al clero no lo llevaban bien y un pequeño etcétera que
se excluía incluso en los últimos momentos de su vida del resto de sus vecinos,
familiares y amigos.
Tras la llegada de la segunda
república en 1931, las autoridades locales del momento deciden eliminar todo
tipo de barreras que separaban los dos espacios, derribando los muros que hacían
frontera entre las últimas moradas de los jarrilleros.
En enero de 1932 la corporación
municipal encabezada por Félix González Cintora y Cándido Busteros Orobengoa acompañados
por un nutrido grupo de portugalujos, bandera de la localidad al hombro, derriban
físicamente el muro que separaba los dos espacios.
Curiosamente, tras la llegada de
la dictadura, estos dos lugares vuelven a separarse físicamente perdurando de
este modo hasta el año 1979 en que nuevamente una corporación elegida de forma democrática
elimina este negro muro que separaba a los portugalujos en los últimos espacios
de su vida.
Junto a estas líneas y a modo de
ilustración, acerco la imagen que reprodujo la prensa del momento de este
histórico momento, una imagen que da muestra de la importancia que se dio en
ese momento a una decisión acertada y que nunca tendría que haberse producido.
Espero que la entrada guste y
hasta la próxima.
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