Los hábitos sociales han cambiado
de forma considerable a los largo de las últimas décadas.
Tiene que ser difícil de imaginar
cómo disfrutaban nuestros antepasados de
la época estival en el pasado, pongamos 100 años atrás, sobre todo porque la
mayor parte de los habitantes de Portugalete en esos años no veían los meses de
verano como nosotros los observamos en la actualidad. Las vacaciones pagadas eran
un cuento de ciencia ficción, aprovechando los meses de verano para poder
obtener un sobresueldo, bien paseando a los veraneantes por la ría, bien
haciendo de bañeros en la playa de Portugalete o de mil maneras en distintos oficios
relacionados con las actividades turísticas
y de la presencia de una aristocracia proveniente de la capital del reino.
La entrada de hoy está dedicada,
y más en estos tiempos inciertos en los que vivir es un arte, a todas esas
personas que tanto en el pasado como en el presente se benefician de los meses de verano para tener unos
ingresos.
En el pasado, la playa, esa playa
pequeña que fue una parte más de la fisonomía portugaluja durante siglos, era
una parte muy importante de la economía local. Sobre la misma rondaban una gran
cantidad de oficios que generalmente solo se daban en las épocas de veraneo.
De entre ellos pueden destacarse
los bañeros, personas que se encargaban de acercar y recoger a los bañistas desde
la orilla hasta una parte prudencial elegida por estos y que facilitaban sábanas limpias y secas a los
usuarios de sus servicios para secarse.
Generalmente los mismos estaban
asignados al servicio de varias casetas móviles colocadas en la arena, moviendo
estas según el gusto del cliente merced a la fuerza de un caballo.
Los puestos eran fijos año tras
año, siendo la mayor parte de los bañeros personajes conocidos y populares
dentro de la villa. Su vestimenta era acorde a los trajes de baño del momento,
una vestimenta de dos piezas que solo dejaba al descubierto los pies y las
manos, algo que a la larga causaba serios problemas de salud al permanecer la
mayor parte de su jornada de trabajo con estas prendas mojadas.
Otro de los trabajos populares también
en verano era el relativo al cuidado de los más pequeños de los veraneantes.
Gran número de féminas de la localidad pasaban los veraneos cuidando de los
hijos de las familias pudientes asentadas en esas fechas en la villa.
Las jóvenes se encargaban de
acompañar a los pequeños a la playa, entreteniéndoles y cuidando de los mismos
durante toda la jornada.
Para finalizar estas líneas
solamente quiero llamar la atención sobre una de las imágenes que acompañan
estas líneas. En la primera de las fotografías, además de observar a dos
caballos junto a las casetas, fuerza motriz de las mismas, puede apreciarse en la parte derecha de la
imagen un grupo de mariscadores extrayendo chirlas de las arenas de la playa.
Creo que es la primera fotografía
de nuestra localidad en la que se observa de manera nítida la realización de
esta práctica en la playa portugaluja, demostrando claramente otra de las
funciones que daba la misma, alimentos y productos que se ponían a la venta.
En la segunda de las imágenes se
puede observar de manera clara a uno de los populares bañeros portugalujos del
pasado así como un gran número de jóvenes que cuidan de unos pequeños
veraneantes.
Esperemos que este verano nos
respete un poco el tiempo.
Espero que la entrada guste y
hasta la próxima.
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