La utilización como apellido del lugar de nacimiento de personas era algo notablemente frecuente varios siglos atrás.
En las últimas entradas he traído varios casos. Tenemos al Capitán Portogalete que navegaba por las costas de América en los primeros años del siglo XVI, a Iñigo de Portogalete, maestro calafate que participó en las expediciones de las naves portuguesas a la India, al grumete Diego de Portogalete que incluso se le dedica una calle en la villa, el cual fallece en uno de los viajes de Colon el 4 de enero de 1503 o Juan de Portogalete al que se concede la vecindad en Puerto Rico en 1510. Y así, un largo etcétera.
Hoy acerco un curioso suceso que tiene como protagonistas colaterales a dos portugalujos.
A finales del siglo XVI se realiza un pormenorizado estudio de los milagros atribuidos a la Virgen de Monserrat.
Como milagro 196 aparece la curación de Juan Terán, una persona carente del habla que reside en la localidad conquense de Vara del Rey, el cual, a consecuencia del disgusto por el fallecimiento de un hijo, había perdido la facultad de comunicarse además de la movilidad de los brazos, teniendo estas extremidades completamente imposibilitadas.
El 13 de junio de 1537 se le toma declaración, tanto a él, como a una serie de testigos, manifestando que tras encomendarse a la Virgen de Monserrat en la capilla donde se encontraba la figura, recobró el habla y la movilidad de los brazos.
Durante el viaje desde su lugar de origen hasta Barcelona, viajaron con Juan Terán, entre otros, García de Portugalete y Pedro de Portugalete los cuales manifiestan que “en quatro dias que con el hauian venido hafta liegar a efta fanta cafa, no le aujan oydo hablar palabra”.
Este mismo testimonio lo corroboran un hijo del curado, el Mossen Pere Ramón, Notario Apostólico, y Fray Salinas, Capellán del centro religioso donde se encontraba la talla.
Otra de las personas que aportan su testimonio es Pedro Castellano de Sisamón en el Reino de Aragón el cual indica que “al pasar por su lugar le tenían por mudo” dándole limosna para que continuara su viaje.
Dos portugalujos del siglo XVI.
A.P.T,
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