En estas fechas en las que se celebra la Semana Santa cabe recordar como no hace tantos años, Portugalete contaba con una significativa muestra de pasos procesionales salidos del trabajo y esfuerzo de reconocidos imagineros del momento.
Las figuras de la Última Cena, el Nazareno, la Borriquilla, los Azotes entre otras, paseaban en estas fechas por las calles de la villa, repitiéndose recorrido, protocolo y parafernalia durante décadas y generaciones.
La organización de estos eventos corría a cargo de los responsables eclesiásticos de la localidad, contando con la participación de las distintas órdenes de clérigos asentados en Portugalete además de un considerable número de miembros de cofradías y organizaciones formadas por habitantes de la villa.
Aparte de estas cofradías, un nutrido grupo de jarrilleros formaban parte de otras organizaciones religiosas que nacieron en el pasado siglo XIX y que en la actualidad han desaparecido. Sin embargo, estas organizaciones han dejado documentos y objetos del periodo de su existencia que han perdurado hasta nuestros días, conservándose en un buen estado gracias al interés y mimo de las personas que fueron sus últimos depositarios.
De estas sociedades cabe destacar los denominados Apostolados de la Adoración, organización de dirigida por los sacerdotes parroquiales que organizaban diferentes actos relacionados con el mundo católico.
Para ilustrar estas líneas inserto dos imágenes de los estandartes que todavía se conservan de estas sociedades y que se pueden contemplarse en el pequeño museo parroquial que se encuentra junto a la sacristía de la Basílica de Santa María.
Como se puede ver en las imágenes, los dos estandartes se encuentran en un perfecto estado de conservación a pesar de la antigüedad de los mismos, el único inconveniente es que el lugar donde se encuentran esta cerrado de manera permanente, por lo que su visionado así como el de otro grupo importante de objetos eclesiásticos que se guardan en el mismo lugar, es imposible para los portugalujos o para los continuos visitantes que en estas fechas visitan nuestra localidad.
Si la política cultural de los responsables de este departamento fuese otra, esta muy claro que uno de los alicientes turísticos sería la potenciación de esta zona geográfica de Portugalete, tanto de este museo como de la pequeña exposición permanente que se encuentra en la Torre de Salazar, Torre que también se encuentra cerrada si exceptuamos su restaurante, por lo que los objetos que en ella se guardan tampoco pueden ser vistos, llegando a acuerdos con las autoridades eclesiásticas locales para observan así mismo el interior de la basílica de Portugalete, por cierto, Monumento Nacional de Euskadi que también se encuentra cerrada si exceptuamos las horas de culto.
Una buena política cultural conllevaría una posible regeneración del comercio del Casco Viejo ya que como muchos de los comerciantes manifiestan, se encuentran hartos de ver deambular a visitantes de otras nacionalidades por las calles del casco viejo sin rumbos fijos o parados delante de lugares que se encuentran cerrados.
Una reflexión que deberían hacerse las personas que cobran por ello y no los ciudadanos de a pie que en Portugalete solo estamos para contribuir con nuestros impuestos a mantener las nóminas de estos técnicos y concejales.
Espero que la entrada guste y hasta la próxima.
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