Todo lo concerniente con la
última guerra carlista vivida por nuestra localidad en los años 70 del pasado
siglo XIX siempre han sido de especial interés a estudiosos e investigadores de
la historia de Portugalete.
Gracias a escritos de testigos
presenciales del momento tenemos conocimiento de muchas de las vicisitudes que
tuvieron que pasar nuestros antepasados en esas fechas, el sufrimiento
infringido a la población civil así como la destrucción de algunas de las
edificaciones que se encontraban en pie en aquellas fechas.
Solo hay que darse una vuelta por
algunas zonas del casco viejo, zona donde se congregaba más del 90% de la
población portugaluja en esas fechas, para observar huellas imborrables de la contienda
bélica.
De este periodo también se
conserva el nombre de una de las arterias principales de nuestra localidad,
Carlos VII, nombre puesto a la misma por una corporación municipal de la etapa
de la dictadura y que el PSOE local, al mando de la alcaldía desde las primeras
elecciones municipales, no ha querido retirar del callejero portugalujo. Se han
retirado otros nombres y se han creado nuevas, pero esta en concreto no se ha
modificado en su denominación.
El señor Carlos VII responsable
del sitio de nuestra localidad y por tanto de las penalidades y sufrimientos de
la población jarrillera en esas fechas, se le otorga una calle, honor destinado
a personas con méritos destacados de
entre la población, en agradecimiento a que, al sufrimiento, un poco
surrealista, mientras personas con talla internacional nacidos en nuestra
localidad como científicos o literatos sufren el más absoluto anonimato y
reconocimiento local. En fin, como suele decir un antiguo compañero de trabajo
“lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta”.
La entrada de hoy la dedico a una
de las personas que contribuyeron a la defensa de nuestra localidad desde el
mar, me refiero a Tomás Olleros Mansilla, Comandante de la Goleta
“Buenaventura” durante este periodo de guerra.
Tomás Olleros Mansilla nació en
Béjar el 14 de agosto de 1838. En 1849 y con tan solo 10 años ingresa en el Colegio Naval Militar de San Carlos.
En 1856 obtiene plaza de
Guardamarina de 2ª clase embarcando en la corbeta “Isabel II pasando
posteriormente a ocupar el mismo puesto en la fragata “Esperanza.
Se enrola en un barco de vapor
realizando continuos viajes desde la península hasta la isla de Cuba. En la
gran antilla recorre sus costas durante cerca de un año, regresando enfermo a
la península.
En 1858 participa en una misión científica
que tiene como objeto navegar hasta Fernando Poo y Guinea para el estudio de
las mareas. Un año después dirige sus destinos hacia Puerto Rico, navegando en
1860-1861 a Montevideo y Buenos Aires. En estas fechas asciende a Alférez de Navio.
En 1864 se le encuentra dirigiendo como Segundo Comandante y Ayudante
de Derrota en la corbeta “Circe” en un viaje a Filipinas, cuya función consiste
en la repatriación de tropas enfermas y
heridas, así como la protección de convoyes siendo nombrado tres años después Comandante
del cañonero “Bojeador” y posteriormente de la nave “Volcán de Albay”, ascendiendo
en 1868 a Teniente de Navío de Segunda Clase.
En reconocimiento a sus
actividades bélicas en las costas americanas se le concederá la Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco
de 2ª Clase y la Medalla de Cuba.
En 1873 se incorpora a la
escuadra de protección del Ejército del Norte en el tercer sitio de Bilbao como
Comandante de la goleta “Buenaventura”. Con esta nave protegerá del asedio carlista a Portugalete y Bilbao,
realizando incursiones en tierra al asalto de posiciones enemigas. Desde la
localidad vecina de Sestao se le hostiga de manera continuada con fuego de artillería
y fusilería defendiéndose el “Buenaventura” de manera desigual, sufriendo en
algunos de estos combates varios muertos de su tripulación así como grandes
daños dentro de esta embarcación.
En uno de los combates la “Buenaventura”
logra darse a la fuga gracias al socorro del vapor “Gaditano” valiendo a su Comandante
la concesión de la Cruz de San Fernando por sus servicios en la defensa de
nuestra localidad.
Un gran marino que arriesgó su
vida en defensa de nuestra localidad cuando estaba siendo bombardeada de manera
muy dura por las tropas que la rodeaban.
Espero que la entrada guste y
hasta la próxima.
1 comentario:
y si ponemos una calle a la Legión Cóndor, también nos bombardearon en la guerra.
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