Hace unos días ha
fallecido José Luis Pinillos, padre de la psicología moderna española y persona
muy vinculada a la localidad de Portugalete en su juventud, estudio en el
instituto de nuestra villa antes de la guerra civil.
En su recuerdo, hoy
acerco al blog la biografía del mismo que publica el diario El Correo en la que
se recoge, tanto su trayectoria académica, los trabajos que publicó y los
reconocimientos que obtuvo de diferentes instituciones.
Pinillos fue en vida
uno de los más reconocidos intelectuales de su época, siendo traducidos sus trabajos
a diferentes idiomas, obteniendo entre otros galardones el Premio Príncipe de
Asturias de las Ciencias Sociales el año 1986.
Descanse en paz este reconocido
intelectual que estuvo íntimamente ligado a Portugalete durante una etapa de su
vida y de la que guardó un gran recuerdo a lo largo de su existencia.
Varias
generaciones de psicólogos españoles deben su interés por la disciplina y su
formación a José Luis Pinillos, pionero en la psicología científica española,
uno de sus constructores primordiales y reconocida autoridad en la materia,
fallecido ayer a los 94 años.
Premio
Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales en 1986, miembro de la Real Academia
Española y de la de Ciencias Morales y Políticas, Pinillos reivindicaba una
psicología «con responsabilidad moral ».
Sólida
referencia como docente, ensayista e investigador en los muy distintos campos
que abarcó su insaciable curiosidad científica, José Luis Pinillos nació en
Bilbao el 11 de abril de 1919 y cursó sus primeros estudios en su ciudad natal
y en Portugalete.
Tras
la Guerra Civil estudió Filosofía y Letras en las universidades de Zaragoza y Madrid,
donde se licenció con premio extraordinario.
Tras
doctorarse con una tesis sobre ‘El concepto de sabiduría’, amplió estudios en
el Psychologisches Institut de Bonn (Alemania).
Cuando
evocaba sus comienzos como psicólogo en los oscuros años 40, época en que la
psicología se enfrentaba a la supremacía del catolicismo, explicaba Pinillos
cómo «se miraba con recelo una disciplina moderna que no hablaba del alma y la
inmortalidad sino de la mente ». «La herencia de la Inquisición dobló el
espinazo del pueblo español durante muchos años», se lamentaba cuando explicaba
a sus alumnos la enorme dificultad de trasladar a nuestro país los
conocimientos adquiridos en las escuelas de Psicología inglesa y alemana tras
su estancia formativa en ambos países.
Pensaba
que sería necesario que los psicólogos españoles realizaran «un esfuerzo
ímprobo» y sostenido desde la dictadura franquista a la democracia para lograr que
la psicología estuviera en España «a la altura de la mundial».
La
carga moral del psicólogo
Para
José Luis Pinillos, la psicología tiene «una responsabilidad moral enorme» dado
que «modifica el comportamiento humano». Defendía así la obligación que tienen los
psicólogos de «denunciar los comportamientos morales funestos », como «el
lavado de cerebro, que arranca la voluntad del hombre» y que, según Pinillos,
seguía aplicándose en determinados sectores sociales.
Percepción,
aprendizaje, desarrollo de la inteligencia, psicología social, personalidad,
epistemología e historia de la psicología fueron algunos de los muchos campos
que investigó y trató en los ensayos y artículos que jalonan su carrera.
‘Introducción
a la psicología contemporánea’ (1964) fue su primer tratado, al que seguirían títulos
como ‘Cuestiones de psicología evolutiva’ (1964), ‘Constitución y personalidad.
Historia y teoría de un problema’ (1966),
‘Grandeza
y servidumbre de la metafísica’ (1972), ‘Principios de psicología’ (1975), ‘Mas
allá de Freud’ (1976), ‘Psicopatología de la vida urbana’(1977), ‘La psicología
y el hombre de hoy’ (1986), ‘Reconversión industrial y adaptación psicológica’
(1986), ‘La mente humana’ (1986), ‘Psicología y psicohistoria’ (1988), ‘El
corazón del laberinto’ (1997) y ‘Principios de Psicología’ (2002).
En
1986 se le concedió el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales «por
sus trabajos decisivos en la promoción y el progreso de la psicología empírica
en España». Entre sus muchas distinciones, la Medalla de Honor de la
Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que se le otorgó en 2004. Las
universidades de Salamanca, Valencia, País Vasco, Santiago de Compostela,
Comillas, Oviedo, UNED, Sevilla, La Laguna y Murcia le reconocieron como doctor
‘honoris causa’.
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