El día de hoy ha fallecido en
Santa Marina a la edad de 85 años el histórico miembro del movimiento obrero y
referente del compromiso de los sacerdotes de base con los más desfavorecidos
de entre los de su entorno Periko Solabarria.
Periko había nacido en la calle
Santa María de Portugalete el 27 de enero de 1930 en el seno de una familia
humilde. Su padre minero de Triano y su madre trabajadora de Baquio.
La guerra civil la pasa en Portugalete resultando la vivienda familiar con importantes daños tras
uno de los bombardeos sufridos por nuestra localidad en el transcurso de la
contienda.
A temprana edad ingresa en el seminario siendo
ordenado sacerdote a la edad de 24 años. Su primera parroquia será en la zona
minera de Triano, siendo trasladado posteriormente al barrio de Santa Teresa en
Barakaldo. Las condiciones laborales de los mineros así como la conflictividad
laboral de esta zona mayoritariamente obrera de la localidad fabril harán que Periko
tome una conciencia social que no abandonará a lo largo de su vida.
Su compromiso le hace solicitar
permiso al Obispado para trabajar como obrero en distintas obras que se desarrollaban
por esas fechas en Vizcaya. Participa en la construcción del tren de laminación
de Altos Hornos de Vizcaya, en la construcción de la Universidad del País Vasco
en Leioa o en el puente de Rontegui.
Sus actividades dentro del mundo
obrero y social durante la dictadura le ocasionaron el encarcelamiento en
diferentes prisiones de la península, perdiendo su condición de sacerdote, teniéndose
que dedicar de manera exclusiva a trabajar como peón en trabajos de
construcción.
Periko participó durante su vida
en diferentes organizaciones, tantos sindicales como políticas, saliendo
elegido en distintas elecciones como representante en el parlamento español, en
la Juntas Generales de Bizkaia, en el Parlamento Vasco y en el Ayuntamiento de Barakaldo, siempre en
formaciones relacionadas con la izquierda abertzale.
En los últimos años de su vida y
a pesar de sufrir una grave enfermedad colaboraba con diversas plataformas
sociales que trabajan en contra de la exclusión, los desahucios y contra el
paro.
Periko fue en vida una persona
comprometida con los más desfavorecidos de la sociedad que le tocó vivir, un
sacerdote que entendía el mensaje cristiano como de ayuda a sus semejantes muy
alejado de los sacerdotes que solo por el hecho de serlo se les consideró
durante años como “las fuerzas vivas de la localidad” y que destacaban más por
sus barrigas y excesos que por la labor que desempeñaron en Portugalete durante su "ministerio".
En los años 80 formó parte de ese
mundo de curas obreros que lo mismo ayudaban a los jóvenes que tenían problemas
con las drogas que acogían en su domicilio a personas sin recursos.
Resumiendo, una persona idealista
que trabajó para muchos, que ayudó a los que pudo y que pasará a la posteridad
como un referente para otros.
Descanse en paz Periko.
2 comentarios:
Un hombre bueno-bueno-bueno. GizONA. Zaude goian.
En el titular pones Solaberria y es Solabarria
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