La entrada de hoy está nuevamente
dedicada al trabajo del pintor burgalés Juan Antonio Cortés García, un reconocido
artista de su tiempo que durante varios años veraneó junto a su familia en
nuestra localidad.
Las fechas de estancia del mismo
se encuentran dentro de la última década del pasado siglo XIX, desde 1890 a
1898 aproximadamente.
Si habría que destacar dos
particularidades de las imágenes tomadas por Cortés serian sin lugar a dudas la
calidad de las mismas, las placas de cristal eran de un tamaño considerable por
lo que al positivarlas en papel la calidad de la instantánea permanecía casi
invariable, y sobre todo el trabajo del autor de las mismas.
Este último apartado es el más
destacable. Cortés logra como nadie inmortalizar momentos cotidianos de un día
cualquiera de los que permanece en Portugalete durante sus veraneos en la villa.
La creatividad es algo que se palpa en cada instantánea, algo que conocen bien
las personas con ingenio, los que no copian ni viven parasitando el trabajo de
los demás.
Aunque una parte importante de
las fotografías reproducen distintos rincones de la playa y sus inmediaciones,
no solo recogen este rincón jarrillero, algo que varios autores ya habían
plasmado con anterioridad, si no que retrata a los portugalujos del momento en
su vida diaria. Desde el aguacil abroncando a las aldeanas por algún motivo
económico (las aldeanas pagaban un impuesto por poder vender sus productos en
Portugalete) hasta la imagen de los lugareños que observan entretenidos el mal
genio del funcionario público. Portugalujos de todas las edades calados con la
típica boina.
Cortés pasea por la villa de un
extremo al otro. Recoge imágenes de los barcos fondeados en la dársena de
Galdames, el pequeño puerto situado en el Muelle Viejo, la Plaza del Mercado,
las inmediaciones del Puente Vizcaya, recorriendo el Muelle Churruca hasta
llegar a la Torre de Señales y la playa, continuando recorrido a través de las
tablas del Muelle de Hierro.
Fotografía nuestra localidad
desde Sestao, Santurce y Las Arenas, inmortalizando de manera especial el
tráfico fluvial así como los viajes que él y sus acompañantes realizan por
distintas zonas de la ría.
Llama poderosamente su atención
el Puente Vizcaya, fotografiando esta obra durante distintos momentos de su
estancia en Portugalete. Gracias a Cortés podemos contemplar hoy en día una de
las pocas fotos que existen de esta obra en los años de su construcción.
Retrata a la sociedad jarrillera
del momento, una sociedad fácilmente clasificable a tenor de la indumentaria
que lucen los mismos. Desde las añas y
personal de servicio de las grandes mansiones que pueblan Portugalete, hasta
los propietarios de las mismas y el pueblo llano, los que tienen que ganarse la
vida día a día para mantener, en la mayor parte de los casos, una numerosa
prole.
Se puede observar a jóvenes
féminas cuya edad estaría hoy en día en la obligación de permanecer en algún
centro escolar recibiendo clases de todo tipo, trabajando cuidando niños, los
más pequeños de las grandes familias o de las veraneantes, para aportar un
salario al conjunto de sus respectivas familias.
Las imágenes de nuestra villa no
solo están tomadas por Cortés a pesar de ser parte de su archivo personal. En
varias instantáneas aparece el mismo junto a los suyos, incluso posa subido
sobre una roca en la zona de Peñota, apareciendo en varias de estas fotografías
el conjunto de la familia junto a algún amigo y lo que parece ser una cámara
fotográfica del momento sustentado por personas de su entorno.
En esta nueva entrada dedicada a
este reconocido artista burgalés acerco alguna de sus imágenes más
costumbristas, las cotidianas que observaron de manera habitual los
portugalujos de finales del pasado siglo XIX. De entre las mismas he destacado tres
en las que se pueden ver distintos motivos durante un día de mercado. La ya
descrita con anterioridad imagen del alguacil municipal colérico batiendo con
genio su vara mientras es observado por distintos portugalujos de diferentes
edades (bien pudiera ser este alguacil el célebre de la jota que en una de sus estrofas indicaba “que por no trabajar te has metido alguacil
y a las pobres aldeanas no las dejas vivir que las sacas los cuartos para beber
chacolí”).
Las otras dos imágenes
complementan a esta, observándose diferentes zonas por las que se repartían las
vendedoras durante los días de mercado.
Tal como ya indiqué en entradas
pasadas, en próximas fechas acercaré otro grupo de fotografías realizadas por
este reconocido artista burgalés.
Espero que la entrada guste y
hasta la próxima.
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